Estaban muy asustados y no sabían qué hacer ni por dónde empezar. No podían salir, porque los agredían con piedras y palos, los insultaban, los humillaban, no entendían a la gente ni parecía que la gente les entendiera, hablaban idiomas diferentes. Hasta que apareció la luz, y pequeñas lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos, y entonces salieron no solo a la calle, sino a todo el territorio y, hablando un idioma que todos entendían, la cosa se solucionó. Fue el día de Pentecostés, que brindó a los apóstoles valentía y comprensión para predicar la palabra de Jesús, y por eso hoy está extendida por el mundo entero.

Necesitamos un nuevo Pentecostés, para que una llama ilumine a cada uno de los líderes de este distorsionado y cobarde país, y les otorgue valentía para defender a la gente y a las instituciones, y comprensión para identificar los verdaderos orígenes de la amenaza. Y que sobre Duque se pose la mayor y más brillante de las lenguas de fuego

¡Vaya si lo necesitamos en este país con vocación genuflexa y lleno de presidentes blandengues! Ya en los 80 Pablo Escobar con 500 sicarios nos arrodilló; en los 90 la guerrilla con 2.000 criminales nos arrodilló y nos secuestró en nuestras propias ciudades; también nos arrodillaron y nos extorsionaron los paramilitares con 2.500 tipos a su servicio; y ahora unos 3.000 narcoguerrilleros con mampara o fachada sindical nos tienen bloqueado y paralizado a casi todo el país. Todos los presidentes, salvo Uribe, se humillaron buscando estériles acuerdos. Duque está en las mismas, implorando negociar con quienes no buscan acuerdos, sino quieren el caos. Se requiere esa llamita que lo ilumine. ¿De qué lado están sus asesores? ¿Por qué destituye al almirante Herrera?

También mucha luz a esa gran mayoría para que haya un tajante rechazo contra esa pequeña minoría criminal; a los buenos que despistados marchan haciéndole el juego a los narcoasesinos. Y a algunos medios y seudo periodistas de actuar oscuro.

¿Cómo así que vamos a atacar a quien nos defiende? ¿Cómo así que se levantan insensatas y sesgadas peticiones de acabar el Esmad y reformar a una Policía cuyos miembros exponen su integridad y hasta su vida para protegernos? ¿Por qué nadie habla de reformar la Justicia? Hay quejas sobre las grandes costos que supone el Congreso, y claman por su reducción, ¿por qué unos jueces incrementan el número de sus integrantes? ¿Marchan por un país más equitativo? Entonces, ¿por qué lo empobrecen con bloqueos y destrucción de bienes públicos? ¿En defensa de los pobres? ¿Es que no son los que utilizan transporte público?

No. Esto es un complot, y como tal hay que tratarlo. ¡Actúe, presidente! La Conmoción es una trampa. Exija a alcaldes y gobernadores que con mano fuerte ejerzan sus atribuciones e impongan el orden. Y castigue a los que no. Pentecostés no es una celebración solo cristiana, también de varias religiones y creencias. Así que judíos, turcos, musulmanes, todos, deben alinearse para pedir un Pentecostés nacional que al país brinde valentía.

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