Don Elías M. Muvdi, en agradecimiento con el departamento del Atlántico, donó en 1958 el lote de terreno El Limón, de 101 hectáreas, y estableció los fines para los que se debía destinar el hoy conocido como Legado Muvdi. En stricto sensu quedó consignado en su testamento del siguiente modo: “…la construcción dentro de escuelas, colegios, universidades, gimnasios, campos para juego, asilos, hospitales, museos y la reserva de un área de no menor a 30 hectáreas continuas para un parque público que tanta falta le hace a la ciudad de Barranquilla”.

Con complacencia observamos que algunas obras construidas en el Legado Muvdi han cumplido con la voluntad de don Elías, tales como el Hospital Universidad del Norte -bajo la tutela del director de esta institución-, el Inem, el Instituto Técnico de Soledad, la Escuela de Policía ‘Antonio Nariño’, el Instituto Técnico Industrial del Atlántico (Itida), el Hospital de la Policía, el Centro de Rehabilitación del Menor infractor (El Oasis), el cual tuve la fortuna de inaugurar con mi señor padre, Elías E. Muvdi, en 1998; y, por supuesto, el Parque Elías M. Muvdi.

Lo anterior contrasta con la destinación que ha tenido el globo del terreno del Legado Muvdi adjudicado a la Comunidad de las Hermanitas de San Pedro Claver, que mediante escritura pública, en 1963 obtuvo una extensión de 140.000 metros cuadrados en calidad de beneficiaria, y que faltando a los fines del legado vendió una porción importante de su adjudicación. La porción menor de terreno que quedó en manos de las Hermanitas -después de haber vendido- es lo que se conoce hoy como el Asilo Granja San José.

Las Hermanitas recurrieron a una demanda en 1995 para pedir la nulidad de la cláusula precitada en contra de la Gobernación del departamento del Atlántico, que a la postre perdió en primera instancia como consecuencia de una pobre defensa que hizo el representante del departamento y del Legado Muvdi, quien no hizo uso de los medios de impugnación del fallo.

Evidentemente el abogado no supo expresarse sobre lo sustantivo del juicio, que era lo consagrado en el Art. 62 de nuestra carta magna, que preceptúa que el destino de las donaciones inter vivos o testamentarias, hechas conforme a la Ley para fines de interés social, no podrá ser variado ni modificado por el legislador.

Cito las palabras de mi señor padre, Elías E. Muvdi, al referirse al encargado de la defensa del legado en estos términos: “Debo declarar que este abogado, que bien sabía lo que tenía entre manos, y que de lo que se trataba era de atacar al Legado Muvdi en su propia esencia, ni siquiera le informó a ningún miembro de la familia Muvdi que el proceso cursaba en el Juzgado, o en el Tribunal Superior, que bien me habría dado a mí la oportunidad de aconsejarle lo que debía hacer”.

Tuve la fortuna de acompañar a mi padre y a mi tío, el ingeniero Julio Muvdi, al despacho del gobernador Nelson Polo en 1997 en procura de enmendar la mala defensa de la Gobernación, y adelantar las acciones urgentes que la situación ameritaba, dada su calidad de primero y más alto personero del departamento.

Llamamos la atención de las autoridades competentes para que se cumplan las normas que aseguren el legado y sus fines. Construcciones sin licencia y ocupaciones ilegales de los terrenos están al orden del día. No se entiende cómo existe una estación de servicio de gasolina en terrenos del Legado Muvdi.

Impúdicos invasores profesionales ocupan el legado en frente de la Escuela de Policía ‘Antonio Nariño’, cercando el terreno y que están rellenando con escombros de manera ilegal. Existe también un parqueadero de buses y de ‘mulas’ que produce réditos al invasor. Resaltamos que por mandato constitucional los bienes de la Nación son imprescriptibles.

El gobernador Verano en su primera administración se refirió a los procesos sobre el legado que hacían curso en la Fiscalía y en los juzgados, para que se surtieran sin dilaciones y se prestara especial cuidado sobre que “no hubiere alteraciones en la numeración dentro del Igac”.

No permitamos que caiga la bandera del Legado Muvdi, un legado de todos los atlanticenses. Como veedores salimos en defensa del legado para que sirva a los fines que claramente estableció don Elías M. Muvdi, que a propósito, es así como se llama el Parque por ordenanza departamental.

Coletilla: Hacemos un respetuoso llamado al doctor Henry Cáceres de Control Urbano para que cumpla con la suspensión de la obra que denunciamos hace un mes por no tener licencia, localizada en el barrio 20 de Julio en Barranquilla.

Por Rafael E. Muvdi A.