Sí funciona y sí es necesario, otra cosa es que a veces lo empleen de forma exagerada en detalles milimétricos, en los cuales los errores no son claros ni evidentes.

El VAR debe existir para flagrantes injusticias (por ejemplo la ‘Mano de Dios’, como le llamaron a la tramposa jugada de Diego Maradona ante Inglaterra en México-1986), no para revisar con lupa todas las acciones y rebuscar y forzar una infracción donde no se ve de verdad. El nítido ejemplo es la acción de gol que le anularon a Lionel Messi por una supuesta mano, esa sí inexistente, en el partido que Barcelona le ganó 3-1 al Nápoles, el sábado en el Camp Nou, en la Champions.

Que controló el balón en su pecho y definió ‘como con la mano’, como con guante de seda, por su excelsa calidad, es diferente. No fue mano ni antebrazo ni codo ni muñeca ni dedo ni uña ni mugre. La jugada fue limpia. No hubo absolutamente nada.

Se invalidó un golazo de forma inexplicable. Me imagino a los hombres del VAR acercando la imagen al máximo posible y concluyendo: “¡Lotería! ¡Le rozó un vello del brazo izquierdo! ¡Sí señor, ahí se ve! ¡No solo un vello, dos vellos! ¡Es mano!”.

Por favor. Era anulable el gol de Lenglet por el empujón previo a un defensor del Nápoles (que también venía agarrando al francés del Barsa, en el clásico coge-coge en el área) y ahí el VAR no intervino. Esas incoherencias son las que generan la sensación negativa alrededor del videoarbitraje y le restan credibilidad.

Lukas Brud, secretario general de la International Board (IFAB), anunció a finales de 2019 que el VAR en la Liga Premier se debía utilizar en jugadas con errores “claros y evidentes”.

“No se debe pasar mucho tiempo buscando cosas marginales. Si tenemos que pasar varios minutos para decidir si hay fuera de juego o no, quiere decir que no es claro y evidente y que la decisión original del árbitro debería prevalecer”, agregó.

Por ahí es la cosa, gambetear las situaciones minúsculas o excesivamente finas, como los fuera de lugar por un copete, o grises en los que después de revisar la acción desde varios ángulos no se concluye si es blanco o negro.

De todas formas, le doy un sí rotundo al uso del VAR. Hay mucho por afinar todavía, pero es indiscutible, a la luz de las cifras, que reduce las posibilidades de injusticia en el fútbol.

“De 825 jugadas que hemos tenido, podemos discutir sobre 15 o 30. Seamos ambiciosos, pero rigurosos en la crítica y honestos para reconocer los beneficios. El VAR ayuda objetivamente al fútbol y dudar de que ayuda es no querer ver una realidad”, dijo Carlos Velasco Carballo, presidente del Comité Técnico de Árbitros de la Real Federación Española de Fútbol.

Estoy de acuerdo.