Perfil, no pernil. Del cerdo, marrano, guarro, chancho, choncho, cochino, cochinillo, lechón, puerco, porcino, con nombre científico: Sus scrofa, domesticado hace unos cinco mil años.
A pesar de tabúes judíos y musulmanes, el cerdo es el animal más consumido por la humanidad: cada terrícola se come, en promedio, unos 15 kilos de marrano al año. El puerco o jabalí es considerado el más afortunado y generoso entre los doce animales del horóscopo chino. Simboliza también abundancia y prosperidad. Quienes nazcan chinos en años del cerdo gozarán de mucho amor, salud y dinero.
Introducido en América por Cristóbal Colón y demás conquistadores europeos, aunque usted no lo crea, en nuestra Costa atlántica no se consume tanto la carne de este animal, como en Antioquia, Cundinamarca, Valle del Cauca y Caldas.
A los cerdos se les ha asociado con la glotonería y la suciedad, esto quizás por revolcarse en el barro, tan solo una actividad higiénica suya, que contribuye, por no sudar, a eliminar parásitos y otros agentes infecciosos alojados en su piel. De hecho, el cerdo es uno de los animales más limpios de la granja, aunque “cerdo” o “puerco” se le pueda seguir llamando en justicia a un tipo sucio.
Dice un refrán que cuarenta sabores tiene el puerco y todos son buenos. Su carne ha inspirado innumerables recetas gastronómicas que varían según cada cultura y país. Con ayuda de la literatura y el cine resulta hoy mucho más noble su imagen, pero eso no parece salvarlo del destino incuestionable que le hemos trazado, servido como lechona, pernil de nochebuena o chicharrón. Nada como una picada crujiente de cerdo frito para acompañar a los más exigentes parranderos.
El ADN del puerco es muy parecido al de los humanos. Más que el del chimpancé. De sus órganos internos, similares a los nuestros, obtenemos numerosas hormonas que alimentan nuestra medicina. Y vuelvo a las similitudes: la primera vez que se estudió el orgasmo de un animal, se hizo midiendo los ritmos cardíacos de una vaca en la Universidad Politécnica de Massachusetts, Estados Unidos. El mismo método se aplicó a otros animales, comprobándose que el cerdo resultó el más afortunado, ¡con orgasmos hasta de 30 minutos!
En Colombia, el creciente apetito por la carne de cerdo está provocando que la producción sea hoy insuficiente, mientras el mundo entero no siente ni pide clemencia para este noble, suculento y sacrificado animal del que se aprovecha todo, menos su chillido.
Como excepción final, esta anécdota: el primero de enero de 1998, en un lugar de Inglaterra, y a punto de ser cocinados por una familia de humanos, dos cerdos atribulados cavaron un túnel bajo una barda y huyeron despavoridos hacia el bosque. Las autoridades trataron de capturarlos sin lograrlo. El suceso fue transmitido por medios de comunicación y, estimulada por los niños, la población terminó apoyando al par de cerdos prófugos, que pudieron seguir viviendo felices, hasta su muerte, en un refugio.
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