Quiero que le regales a Colombia en esta navidad un verdadero gobierno del cambio, diferente al que tenemos y a todos los que hemos tenido. Quiero ver a Colombia convertida en una verdadera potencia mundial de la vida, no de la vida en pobreza y miseria, inseguridad, violencia, corrupción en la que estamos viviendo. Esto lo pido debido a que el cambio prometido por el que la mayoría de colombianos votó en las urnas no se ha visto, por el contrario. Lo que antes nos parecía horrendo y repudiable se ha vuelto el día a día. La pobreza el abandono y la falta de autoridad domina los departamentos, las ciudades, los municipios y las veredas de nuestros campos.
Las intenciones del gobierno pueden ser las mejores; pero las transformaciones se materializan con hechos no con intenciones ni con reformas. Querido niño Dios, la principal reforma que necesita el estado colombiano es la reforma a la moralidad administrativa. Necesitamos erradicar las malas prácticas, la corrupción; la desnutrición infantil de los niños vulnerables de los lugares más apartados; reducir la cantidad de leyes y trámites inútiles; endurecer las penas para que los delincuentes sientan respeto por la ley, por las instituciones; suprimir los privilegios de casas por cárcel, fortalecer los centros de reclusión como lo hace el presidente del salvador; bajar las tasas de interés de los préstamos para comprar vivienda y de libre inversión; no más incrementos de los combustibles; más seguridad en las calles, el campo; más oportunidades para que los campesinos no encuentren en los cultivos ilícitos una fuente de ingreso; más hospitales, más escuelas y adaptar el formato educativo a la realidad. Una verdadera potencia mundial de la vida, debe proteger la vida, promover el respeto, la igualdad entre sus ciudadanos sin importar la raza, la religión, la edad ni la orientación sexual; dado que ante la ley, la constitución y las instituciones todos somos iguales.
Querido niño Dios no nos olvides. Los colombianos no nos comportamos muy bien, queremos ser más vivos que los demás y ante las obligaciones de los ciudadanos y los deberes que nos impone la constitución y la ley somos indiferentes y renuentes a cumplir, pero sabemos que si te pedimos el cambio tú nos los darás y no nos será negado. Eres el único que puede mejorar la calidad de vida de los colombianos. Querido niño Dios, si pudieras por los méritos de tu gracia eliminar o desaparecer a todos los corruptos y bandidos que tanto daño le hacen a la sociedad no dudes un minuto en hacerlo, le darías el mejor regalo del mundo a los colombianos, por eso acudo a ti querido niño Dios!!!