“… Quiero contarle mi hermano un pedacito de la historia negra… De la historia nuestra, caballero.. Y dice así… En los años 1.600, cuando el tirano mandó, las calles de Cartagena, aquella historia vivió… Cuando aquí llegaban esos negreros africanos en cadenas besaban mi tierra, esclavitud perpetua… Un matrimonio africano, esclavos de un español, él les daba muy mal trato y a su negra le pegó… Y fue allí, se rebeló el negro guapo, tomó venganza por su amor… Y aún se escucha en la verja, ¡No le pegue a mi negra!.. ¡No le pegue a la negra! ...”

La alegoría de La rebelión contra la esclavitud del negro cartagenero, hizo que todos los colombianos nos identificáramos como Nación libre, con la inmortal letra de la canción del Joe Arroyo, logrando el reconocimiento mundial, precisamente por el significado de lo que dice y la riqueza musical de la obra, que cada vez que suena en el planeta, inunda de felicidad los corazones del bailador.

Por fortuna con la Revolución Francesa y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, se abolió la esclavitud el 7 de febrero de 1794 en la Convención Nacional. Sin embargo, Napoleón restableció la esclavitud el 20 de mayo de 1802. La abolición definitiva llegó el 27 de abril de 1848, según Wikipedia.

Entonces, uno no entiende como en pleno siglo XXI, un puñadito de ardidos, estúpidos que se creen arios, xenófobos, levantados y misóginos, se la tienen montada a la señora, excelentísima vicepresidente de la República de Colombia, Francia Márquez, por el simple hecho de ser mujer, negra, profesional e inteligente.

Francia Márquez es un ejemplo de vida, un modelo de mujer a imitar para futuras generaciones, una líder social de toda la vida, quien ha labrado su sendero a punta de sufrimiento, dolor y lágrimas, demostrando su dignidad, enjundia y tesón. Por ello, no como otras personas, accedió a la segunda magistratura del país, por mérito reconocido en las urnas por el voto de más de 10 millones de colombianos.

Entre sus detractores se encuentran un puñadito de enanos mentales, atrapados en sus propios prejuicios, enconas y limitaciones afectivas, quienes tienen la característica común, de ser una especie de “bollo”, pero un “bollo” chiquitico y diminuto, que, aunque perfumado y emperifollado, es, al fin y al cabo, un “bollito”, cuya esencia es su putrefacción interna.

En cambio, Francia Márquez brilla con luz propia y no necesita ser defendida por nadie, sus reconocimientos hablan por ella: Top 100 de personas líderes de 2022, por la revista Time; Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia, categoría “Defensora del Año 2015”. Premio Medioambiental Goldman 2018; Top 100 de mujeres influyentes de 2019 de la BBC; Premio Joan Alsina de Derechos Humanos 2019, Entregado por la Casa América Cataluña y elegida vicepresidente en fórmula presidencial que representa la unidad nacional de Colombia.

Entonces, «Hasta que la dignidad se haga costumbre», trabajemos como sociedad en la reivindicación de la mujer sin discriminación alguna. Entretanto: ¡No le pegue a la negra!