La organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su más reciente informe “Education at a Glance 2023” menciona como uno de los principales desafíos, la transición de los jóvenes del ámbito educativo al mercado laboral. Colombia lidera la tasa de jóvenes que ni estudian ni trabajan (ninis) de países de la Ocde.
La tasa de desempleo juvenil en el último trimestre del año pasado llegó al 16%; sin embargo, para los jóvenes con edades entre los 15 y 18 años esta cifra fue de 27.4%. En el país hay un poco más de tres millones de jóvenes ninis.
Esta problemática adquiere una gran heterogeneidad a nivel de regiones colombianas, destacando la necesidad de la realización de análisis focalizados y específicos por departamento, con el fin de impulsar intervenciones más efectivas y precisas que respondan a los requerimientos en materia de integración laboral y educativa.
Actualmente, las diferentes entidades territoriales de la región Caribe se encuentran en la construcción de la hoja de ruta que les permitirá a los gobernantes realizar su gestión en los próximos cuatro años.
Resultaría de gran relevancia lograr incluir de manera explícita en los ejes priorizados en sus Planes de Desarrollo, iniciativas para promover el empleo juvenil. Si bien las complejidades inherentes al mercado de trabajo local dependen entre otros factores, de la legislación nacional y de diversos choques económicos y sociales, que dificultan el diseño de intervenciones de política pública, hay iniciativas que se pueden suscitar desde los diferentes territorios del país.
Por ejemplo, los incentivos fiscales tienen efectos positivos sobre la vinculación laboral de población vulnerable, un subsidio a los costos laborales durante tres meses, combinado con un plan de formación junto a las cajas de compensación quienes son las prestadores oficiales de los servicios públicos de empleo, lograría no solo aumentar la probabilidad de contratación formal de los jóvenes, sino también ayudaría a amortiguar la actividad económica de medianas y pequeñas empresas en una coyuntura como la actual.
Así mismo, se podría considerar la creación de un fondo de subvención al empleo de jóvenes con recursos de regalías o internacionales en donde se apoyen proyectos que promuevan el empleo juvenil; de igual manera, el establecimiento de medidas que incorporen la economía del cuidado, a través de intervenciones que provean la atención de menores, facilitaría el cierre de brecha de género juvenil. Una visión más de largo plazo sugeriría la necesidad de promover cambios estructurales en el tejido productivo de los territorios y potenciar aquellos que puedan generar empleos de calidad.
* Directora Ejecutiva Fundesarrollo