Mis lectores saben que no soy un columnista político, tanto que en el transcurrir de más de cuatro décadas solo habré escrito unas dos o tres con ese tema, y la razón principal es que procuro ser muy respetuoso del criterio ajeno, también porque en política, religión y deporte resulta casi un imposible hacer cambiar de opinión a otro. Pero hay momentos que uno siente que debe abordar el tema político como una manera de aportar su granito de arena, y estamos en un momento en el que todos debemos hacerlo porque se acercan dos fechas importantísimas en las que se definirá el destino de Colombia, por 4 años si se logra consolidar un Congreso confiable desde el punto de vista demócrata y si gana un candidato a la presidencia que nos garantice esa democracia. Si no, no sabemos que podría suceder en el futuro.

Y es que este domingo hay dos motivos claves para que nadie se quede sin asistir a cumplir con ese deber con la democracia. El primero, es que resulta indispensable elegir un congreso que garantice convertirse en un muro de contención ante la indeseable eventualidad de que ganara Petro, de tal manera que le impida cumplir con sus anunciados cambios en el modelo económico, esos que han llevado a la ruina a países como Cuba y Venezuela. Sin una caudalosa votación por congresistas que garanticen que se unirán conformando ese muro de contención, se incrementarían las curules de los amigos de los paros, de las expropiaciones y de las nacionalizaciones, y lo que menos necesita el país es a resentidos y enemigos del empresariado aprobando leyes regresivas y peligrosas.

Ya César Gaviria como jefe del partido Liberal, le ha hecho un enorme daño a su partido y a quienes deseamos preservar nuestra democracia, cuando después de su reunión con Gustavo Petro manifestó que ese candidato tiene muchas propuestas afines, y que definirá y anunciará la posición de su partido después de las elecciones al Congreso. Lo anterior significaría que quienes voten por los candidatos liberales al Senado y Cámara, no tendrán el derecho a conocer antes de esas importantes elecciones, si esos congresistas apoyarán a Petro para las elecciones presidenciales, y en la eventualidad de un triunfo de Petro, si en vez de muro de contención, se conviertan en un apoyo para sus propuestas populistas. En este caso, votar por los candidatos liberales se convierte en una peligrosa incertidumbre al capricho de César Gaviria. ¡Lo cual es gravísimo! Porque no hay duda que todavía hay disciplinados con el trapo rojo.

El segundo motivo es tan importante como el primero, porque además de los dos tarjetones para elegir a los 108 Senadores y a los 171 Representantes, habrá tres tarjetones más para elegir la Coalición que uno desee apoyar y dentro de cada una, el candidato de su preferencia para Presidente de la República. La Coalición Centro Esperanza, la Coalición Equipo por Colombia y la del Pacto Histórico. De acuerdo a su preferencia, cada votante escogerá la coalición que decida, y resulta importantísimo si deseamos que la coalición de Petro no logre superar a las otras dos, escoger la del Centro Esperanza o la del Equipo por Colombia, pero no la del Pacto Histórico. Yo, como costeño caribe y barranquillero, tomaré el tarjetón del Equipo por Colombia y votaré por Alex Char, porque soy testigo del positivo cambio que logró Barranquilla, pero cada uno tendrá su candidato preferido.

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