Con mi columna del pasado martes titulada “El Aqua-Metro o Metro-Río” pretendí entusiasmar con este proyecto a los barranquilleros de nacimiento o adopción porque sin lugar a dudas, sería de gran importancia para el desarrollo de la ciudad y de las poblaciones ribereñas a las que sirviera este transporte fluvial de pasajeros. Utilicé el ejemplo de Vancouver en Canadá con el interés de demostrar que para hacerlo práctico y económicamente viable, no se requerirían costosas mega obras en las llamadas estaciones o “Paradas”, sino con sencillos, amplios y funcionales muelles con áreas cubiertas y bancas de espera, especialmente diseñados para que funcionen cuando el río está crecido o cuando esté en sus niveles más bajos. Lo más importante es que tengan acceso cercano con los medios de transporte complementarios. Eso en lo que respecta a la infraestructura terrestre, pero en lo que se refiere a la flota del RíoBus, la situación es bastante más compleja porque a diferencia de las aguas mansas y serenas de Vancouver, o las de otros sitios del mundo, el Magdalena es un río caudaloso y difícil.

La gran ventaja es que la vía, que es el río, ya existe y no hay que construirla. Pero estamos en el pleno trópico, con temporadas de fuertes brisas que generan oleaje en el río, así como lluvias torrenciales, cambios que para efectos de ese transporte, afectan más a un río como el Magdalena, que por ejemplo, a una carretera. Otra diferencia es la de los horarios para este tipo de navegación, porque puede que no sea el transporte ideal en las noches. La velocidad de la corriente obliga a un elevado consumo de combustible cuando se suba de Barranquilla hacia las poblaciones río arriba, lo que eventualmente no lo haría rentable, aunque sucedería a la inversa cuando se desplace en sentido contrario, y podría considerarse de compensación. Habría que comparar la actual duración de los recorridos en bus por la carretera Oriental – calle 30 – Vía 40, con los del RíoBus en esos trayectos, porque para quienes se desplazan diariamente para sus trabajos y de regreso a sus hogares, el tiempo resulta ser un factor decisivo.

Las anteriores condiciones y otras que seguramente se me escapan, son las que obligan a que se requiera un estudio muy cuidadoso del prototipo de embarcación ideal para el RíoBus, utilizando los materiales adecuados para el uso que se le va a dar, y resistentes a nuestro agresivo medio ambiente. Por las fuertes brisas, su diseño debería ser lo más aerodinámico posible, así mismo con un casco que para navegar requiera una mínima profundidad para su desplazamiento con menor resistencia al agua. Supongo que con una suficiente capacidad de pasajeros que lo haga rentable, la deseable comodidad para estos, de tal manera que también funcione para planes turísticos, y además, que ofrezca la máxima seguridad.

Sería deseable que se pudiera conformar una APP con participación del Distrito que haga posible este sueño, involucrando a empresarios del transporte fluvial, conocedores de la navegación por el Magdalena, y a transportadores con buses intermunicipales.

Y ahora que se implementará el SIBUS en Barranquilla, ojalá se pudiera lograr un sistema de pago similar, para que pasajeros que viajan por la vía Oriental, tuvieran la opción de transportarse, tanto por carretera como por el río. Definitivamente, se trata de un proyecto muy interesante pero complejo, por lo que para garantizar su éxito se requeriría la participación de profesionales expertos en diferentes disciplinas. Pero lo cierto es que en Quilla, todos queremos el RíoBus.

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