Solo faltan cinco días para partir en dos la historia de Colombia, y afortunadamente todo indica que será para lograr el cambio que el país ha necesitado desde hace mucho tiempo, y no, como muchos temíamos hasta hace algo menos de un mes, orientados por encuestas anteriores, para acabar de hundirlo en la más oscura y peligrosa miseria, como les está sucediendo a otras naciones de nuestra Latinoamérica. Los que obramos poniendo los cinco sentidos al servicio de la democracia, que definitivamente seremos más que los engañados por Petro, su camarilla y los eternos contravías, lograremos que Colombia inicie un camino muy diferente al que ha transitado durante décadas. Para esto fue necesario que un solo hombre, empresario, totalmente diferente a los típicos políticos y politiqueros, tomara la firme decisión de dejar la comodidad que le permite su holgada posición económica y lanzarse en solitario como candidato a la Presidencia de la República.

Obvio que soy 100 % anti-Petro y de todo lo que esté cerca de este siniestro personaje, pero debo aceptar que, carente de fe, no creí inicialmente que el ingeniero Rodolfo Hernández lograra en solitario lo que hasta ahora ha logrado y lo que definitivamente logrará, por eso en una columna de mayo titulada “Fico y el coque”, le hice una solicitud sobre la navegabilidad en el río Magdalena a Fico Gutiérrez, y no a Rodolfo; sin embargo, se la envié por WhatsApp al ingeniero sabiendo que él me comprendería. En la antepasada columna, titulada “Si yo fuera Rodolfo”, sí le hago a él respetuosas propuestas que espero las tenga en cuenta para beneficio de su campaña, de Barranquilla y del Atlántico.

Vale la pena comentar que conozco personalmente al ingeniero Rodolfo Hernández, y creo que como yo a él me considera su amigo, que hemos compartido ideas y propuestas durante sus visitas a esta ciudad, también cuando lo he visitado, siendo alcalde de Bucaramanga, y con amenas charlas telefónicas antes de su campaña, ni una durante esta última. Por ese motivo es que me atrevo a expresarme así, y es por eso que creo que sí cumplirá con todo lo que ha prometido. Pero lo más importante, porque será él quien impida que Petro descuaderne a Colombia, y para ello resulta indispensable que todos, incluyendo a los abstencionistas de la primera vuelta, voten por Rodolfo el próximo 19 de junio.

Nunca estuvo tan cerca el cambio que nuestro país ha necesitado desde hace décadas, pero no podemos confiarnos y cada voto cuenta, además, nada genera mayor satisfacción que saber que uno hizo parte de ese cambio. La corrupción ha tocado fondo en Colombia, erradicarla y frenar el despilfarro han sido las bases de la campaña de Rodolfo, quien tiene el temple para cumplir con sus promesas, y con esos dos cambios, contará el gobierno durante su mandato, con los recursos para reactivar el campo y disminuir la pobreza de millones de compatriotas.

El domingo serán solo dos en el partidor de una carrera para ganar la Presidencia de la República, el ingeniero Rodolfo y Petro, pero a diferencia de una competencia convencional, seremos los ciudadanos quienes decidiremos cuál será el vencedor, y más importante aún, si será Colombia, el domingo, la gran ganadora. A mis lectores les prometo que después del plebiscito retornaré a mis temas habituales, pero no podía desligarme de la obligación de aportar mi granito de arena en esta coyuntura política y democrática.

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