Exceptuando la ciénaga de Mallorquín, que se ubica en el Distrito de Barranquilla, es el Lago del Cisne el cuerpo de agua más cercano a nuestra ciudad y es además, el más querido y más frecuentado. Esta laguna recibía hace décadas algunas escorrentías que la mantuvieron siempre de manera natural, siendo el arroyo León el mayor aportante en épocas de invierno. Pero las condiciones fueron cambiando con el tiempo. El Club Lagos de Caujaral construyó sus campos de golf, luego la Vía al Mar se constituyó en un dique separador de la escasa agua que llegaba desde las lomas inmediatas ahora convertidas en canteras, pero lo que más afectó esa cuenca fue cuando se dotó de alcantarillado sanitario al suroccidente porque antes la totalidad de las viviendas tenían letrinas y pozos sépticos, y ya con alcantarillado las aguas residuales de cientos de miles de barranquilleros se conducen hacia las lagunas de oxidación que maneja la Triple A en El Pueblito, aguas que ya tratadas son vertidas al mencionado arroyo León. Posterior a este vertimiento se suceden muchos más de manera directa e ilegal, y este muy contaminado sigue su curso, pasando por una gran parrilla que impide el paso a toneladas de desperdicios no biodegradables, siguiendo aún con elevada contaminación biológica hacia Mallorquín, ciénaga con una extensión de 650 hectáreas a la que afecta muchísimo.
Si el arroyo León vertiera de manera directa sus hoy muy contaminadas aguas al Lago del Cisne, este se convertiría en una cloaca, y es por esa razón que nunca más, mientras continúe tan contaminado, el León podrá aportar sus aguas al Cisne sin ser sometidas antes a un proceso de tratamiento y descontaminación mediante biotecnología, como lo contrató la Corporación Autónoma Regional del Atlántico, CRA, con la firma Ambbio Colombia S.A.S., para su llenado, y posteriormente para su sostenibilidad, cuando este se convirtió en un desierto por el intenso verano del 2014 y 2015. Y es que hoy por hoy, el Cisne con sus 58 hectáreas de extensión y más de 2 m. de profundidad, es el único lago 100% artificial de Colombia, situación que debería ser motivo de orgullo porque se trata de tecnología local, barranquillera. La única manera en que las aguas del arroyo León pudieran llegar de manera directa al Cisne en el futuro, sería si se lograra su descontaminación desde la fuente, así tendríamos lago y arroyo limpios, que sería lo ideal. Mientras, no. Así que el fallo del Tribunal Administrativo del Atlántico, que ordena a la CRA adoptar las medidas para mejorar la sostenibilidad hídrica de la Ciénaga El Rincón, o Lago del Cisne, ya ha sido cumplido desde el año 2015, cuando siendo un desierto, contrató su llenado. Y lo ha seguido sosteniendo.
Una absurda propuesta que debería desestimarse es la de construir un súper colector que lleve las aguas residuales desde el suroccidente al río, y descargarlas al Magdalena de manera directa. En ningún país desarrollado se le eliminan las aguas a un arroyo de cauce natural y a una laguna, sino que se optimizan para aportarlas al ecosistema, y pasaría igual que en el malecón, se contaminaría el río.
Como columnista de EL HERALDO, no debo ser juez y parte en mis artículos, en este caso lo soy y he solicitado autorización a la Dirección del periódico para publicarlo, porque soy socio y representante legal de Ambbio, la empresa que llenó y mantiene el nivel y la calidad de las aguas del Cisne mediante contrato con la CRA.
nicoreno@ambbio.com.co