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Desigualdad, una realidad

Independientemente de la situación anterior, hay un grupo muy definido, que es el de los eternos contra-vías, personajes negativos contra los que no hay nada que hacer. Esos votarán por Petro, como también la mayoría de los miembros de Fecode y muchos de la rama judicial, empleados del Estado que pelechan de los impuestos de todos los colombianos, pero tradicionalmente aglutinados contra el Gobierno, y de una tendencia izquierdista imposible de comprender para quienes empleamos el sentido común para calificar el comportamiento humano. 

Tremenda suerte la de Colombia al lograr Rodolfo Hernández el paso a la segunda vuelta porque todos los pronósticos aseguraban que Petro en esa instancia derrotaría a Fico. Pero vale analizar la causa del exagerado respaldo del candidato del Pacto Histórico, porque no puede ser solo la ignorancia de un pueblo aprovechada por un líder mediático apoyado por un grupo de avivatos lo que aglutine a tanto seguidor. El hecho de saber que millones de colombianos no le temen a que Colombia se desbarate y pueda perder todo lo que ha ganado con esfuerzo durante años, y que esos mismos sean en su inmensa mayoría, quienes consideran equivocadamente, que tienen menos que perder y mucho que ganar si Petro les cumpliera todas las mentiras ofrecidas en campaña, demuestra que algo grave está ocurriendo en este país del Sagrado Corazón solo de dientes para afuera, porque la desigualdad se muestra de una manera que hiere y ofende a los más necesitados, sobre todo por algunos ricos que se encargan de hacer más notoria y odiosa esa diferencia entre unos y otros. Eso es algo que deberá cambiar si no queremos que en un futuro nuestra patria sucumba ante la arremetida de ese populismo de izquierda llamado Foro de Sao Paulo o Socialismo del Siglo XXI, que está acabando con la débil democracia latinoamericana y con la estabilidad de naciones vecinas.

En países muy desarrollados, como USA, Canadá y gran parte de Europa, o en los muy ricos, como Dubai y el resto de Emiratos Árabes, se comprende, aunque no lo comparta, la exagerada muestra de opulencia de los magnates de todos los pelambres, con sus maravillosas mansiones, costosísimos carros y joyas que deslumbran. Pero esas circunstancias distan mucho de las que se deben mostrar en nuestra desigual Colombia donde los muy ricos y aún los no tan ricos deberían dimensionar la realidad de nuestro país, y analizar para que dejen de hacerlo, lo que puedan sentir aquellos que no tienen nada, al ver pasar a su lado un ostentoso en su lujosa camioneta climatizada, mientras sudorosos, empujan una carretilla o deambulan buscando unos centavos para alimentar a su familia.

Así mismo, de nada sirve que influyentes empresarios pretendan que sus empleados comprendan el peligro que esa ideología izquierdosa representa para ellos y para el país, solo con discursos, mientras los mantienen con remuneraciones de hambre o maltratos, incubando así un rencor que solo pueden manifestar con un voto de protesta, aunque este se convierta en un boomerang que afecte más al trabajador que al empleador. Obviamente, Colombia cuenta también con innumerables empresas y empresarios comprometidos con lo social. Muy seguramente sus empleados votarán por Rodolfo Hernández. 

Independientemente de la situación anterior, hay un grupo muy definido, que es el de los eternos contra-vías, personajes negativos contra los que no hay nada que hacer. Esos votarán por Petro, como también la mayoría de los miembros de Fecode y muchos de la rama judicial, empleados del Estado que pelechan de los impuestos de todos los colombianos, pero tradicionalmente aglutinados contra el Gobierno, y de una tendencia izquierdista imposible de comprender para quienes empleamos el sentido común para calificar el comportamiento humano. En Colombia somos muchos los que deberemos priorizar lo social, aportando lo que podamos para construir un país más igualitario, única forma de evitar el desastre.

nicoreno@ambbio.com.co 

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