La orden era matarlos a todos
Asesinar un presidente por parte de un grupo de ex militares es un capítulo muy oscuro y muy negro para la historia nacional, para la marca país y en general para todos los colombianos que ahora nos vincularan además del tema del narcotráfico y la guerra ahora a mercenarios, pero lo que es mas preocupante es que después de estos hechos, de más de 6400 crímenes de guerra cometidos por miembros del ejército como lo son los falsos positivos no se ve una actitud de cambio frente a la doctrina.
“Mike si dijo que tocaba entrar y matar a todo el mundo, tocaba matar a todos los policías, mejor dicho si había mascota matar la mascota, que no podía quedar ningún testigo (…) Mike si nos dijo que la orden era pelar al presidente” es la confesión del Sub Teniente del Ejercito en retiro Jheyner Carmona Flórez, de la orden que recibió del Capitán del Ejército en retiro German Rivera García, alias “Mike” líder del grupo de mercenarios colombianos que asesinaron al presidente de Haití, y la orden no solo era asesinar al presidente sino robarse entre 18 o 45 millones de dólares que les informaron que tenía el mandatario en su casa, cometido el asesinato fueron por el dinero que lo comenzaron a sacar en maletas tal como lo confeso el Capitán Rivera. Con este escenario cinco reflexiones:
Primero: Estas declaraciones más todas las que fueron publicadas por Noticias Caracol quienes tienen en su poder más de 15 horas de audio, demuestran que los ex militares no fueron engañados como los intentaron justificar en Colombia, sino que sabían plenamente que iban a matar al presidente.
Segundo: Los mercenarios colombianos todos ex miembros del Ejército no se limitaban al grupo de 25 comandos que llegaron a Haití, tal como lo han revelado varios testigos el sargento Capador reclutador del grupo en Colombia, tenía un WhatsApp con más de 400 militares en retiro todos listos para viajar, eso demuestra que el fenómeno de mercenarios colombianos no es un tema aislado o de “Manzanas Podridas” como lo intentan vender siempre, sino que es fenómeno real y masivo.
Tercero: El fenómeno de ex militares colombianos deambulando por el mundo ofreciendo “servicios de seguridad” no es nuevo, hace más de 10 años ha existido un reclutamiento hacia países de medio oriente donde en teoría van a cuidar oleoductos y tuberías de gas, pero se conoce que realmente muchos han terminado como instructores de fuerzas especiales y de comandos que no saben qué papel van a desempeñar, no pertenecen o están adscritos a ningún ejército o Estado y solo saben que reciben una buena paga por las capacitaciones que brindan.
Cuarto: La posición del Estado y del mismo Ejército ha sido de lavarse las manos diciendo que ellos no pueden responder por lo que hacen sus hombres después del retiro, ahora bien, el tema no es nuevo y no es que sea un secreto, dentro de las instituciones castrenses se sabe que el reclutamiento para trabajar en “empresas de seguridad” en otros países es constante y pese a eso no se ha creado un sistema o un proyecto que busque crear un trabajo seguro a nivel internacional para sus mismos retirados.
Quinto: Asesinar un presidente por parte de un grupo de ex militares es un capítulo muy oscuro y muy negro para la historia nacional, para la marca país y en general para todos los colombianos que ahora nos vincularan además del tema del narcotráfico y la guerra ahora a mercenarios, pero lo que es más preocupante es que después de estos hechos, de más de 6400 crímenes de guerra cometidos por miembros del ejército como lo son los falsos positivos no se ve una actitud de cambio frente a la doctrina, al contrario cada vez que se critica hechos como estos, la respuesta es de estigmatizar y atacar a las víctimas, cabe recordar la famosa frase de las “víboras venenosas” y graduar de enemigo a quien no les dice héroes y no guarda silencio frente a estos hechos, es hora de ser exigentes con los funcionarios públicos y las instituciones, no podemos seguir con la excusa de las manzanas podridas.
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