El horror de los ‘falsos positivos’
Cómo pensar en reconciliación, en construcción de paz, si se siguen justificando y defendiendo crímenes de lesa humanidad.
Según la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura de Chile, la cifra oficial de asesinados en la dictadura de Augusto Pinochet en Chile es de 3227; en Colombia, según el informe oficial de la Jurisdicción Especial para la Paz, es de 6402 inocentes asesinados, el doble que el de la dictadura chilena. Este panorama nos lleva a cinco reflexiones.
Primero: Gracias a la JEP no van a quedar en la impunidad más de tres mil asesinatos, ya que según cifras de la Fiscalía solo se llegaba a un número máximo de dos mil trescientos falsos positivos, son más de tres mil familias que van a conocer qué pasó con sus seres queridos.
Segundo: Es evidente por qué a tantos sectores les incomoda la JEP, porque el expresidente Uribe y el Centro Democrático quieren un referéndum para silenciarla, este tipo de verdades jamás se hubieran conocido en la justicia ordinaria y menos en una Fiscalía que sirve al gobierno como la de Francisco Barbosa.
Tercero: La verdad en la JEP tiene que ser en 360 grados, quiere decir que hay que conocer a fondo la responsabilidad de las masacres, torturas, secuestros, reclutamiento forzado, esclavitud sexual de las Farc, las masacres, torturas, desplazamientos, hornos crematorios de los paramilitares, lo que se está conociendo de ‘falsos positivos’ y alianzas con paramilitares por parte de las fuerzas militares, desaparición forzada y asesinatos por miembros del DAS, y en esta larga lista solo nos faltó la verdad de políticos y empresarios que financiaron la guerra, cabe recordar que el congreso los excluyó de ir a la JEP y los dejó en total impunidad.
Cuarto: Es increíble el mensaje del comandante del Ejército sobre las víboras venenosas en una clara alusión a la JEP. Primero demuestra una vez más el desprecio y falta de respeto por el trabajo de una institución de la Justicia, y deja ver que no existe tipo alguno de arrepentimiento frente a estos macabros hechos, en un análisis de Jairo Libreros dice “quiénes son las víboras venenosas, las víctimas, los indignados con los ‘falsos positivos’, o los miembros de la JEP”, el mensaje que queda es de total arrogancia desprecio e impunidad frente a las víctimas.
Quinto: El ataque a las víctimas y a las instituciones de la justicia por parte de diferentes sectores no solo el mensaje de las víboras venenosas, sino el Centro Democrático y sus hordas de fanáticos por redes sociales en una campaña de guerra sucia contra la JEP en su clásica e histórica estrategia de tratar de desacreditar las cortes y evadir toda responsabilidad judicial; cabe decir que según el informe el 78% de los ‘falsos positivos’ se cometió bajo el gobierno Uribe, y para rematar la revictimización el discurso de Iván Duque exigiendo el respeto de los derechos humanos por parte de la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela, pero su total silencio frente al informe del asesinato de más de seis mil inocentes en uno de los crímenes de lesa humanidad más grandes de la humanidad en su historia reciente. Este es el reflejo de una sociedad que ataca a la justicia, ataca a las víctimas y defiende al victimario. Cómo pensar en reconciliación, en construcción de paz, si se siguen justificando y defendiendo crímenes de lesa humanidad abierta y tranquilamente sin la más mínima vergüenza, y al contrario con todo orgullo si uno defiende o justifica el asesinato de 6 mil inocentes es que tiene alma de criminal de guerra.
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