En días pasados he podido hablar con fuentes que me ayudan en diferentes regiones del país, desde el norte del Cauca, Sur del Tolima, Catatumbo, Sur de Bolívar, Chocó, Urabá, entre otros, y me sorprende cómo todos en diferentes zonas y sin conocerse entre ellos mismos me narran casi las mismas historias. “Néstor, están matando gente porque sí”, “a la salida de las Farc no solo fue la disidencia, lo que llegó fue mucha delincuencia común”.
“Ahora es mejor quedarse callado, uno no sabe quién está en una tienda o en un parque y lo fichan a uno”, “hay gente que prefiere no salir de la finca, únicamente bajan al pueblo a hacer mercado, bajan en silencio y se regresan rápido, hay mucho temor”, “la Policía y el Ejército tienen el control y no del todo en las cabeceras municipales, pero donde nosotros vivimos, ya en las veredas mandan los mismos de siempre”.
“Bajar por el río toca temprano y lo normal es que los muchachos hagan retenes, toca tener cuidado porque ellos viven preocupados que se les meta un infiltrado”. Como les digo son fuentes dispersas por todo el país pero las historias se repiten, ¿por qué seguimos en las mismas? Planteó tres breves explicaciones.
Primero. La cocaína sigue en los mismos niveles de producción, con la misma rentabilidad y con una demanda creciente, y mientras la cocaína dé tanto dinero no importa quien ejerza el liderazgo criminal, solo cambiamos nombres pero el problema de fondo sigue vivo.
Segundo. Estados Unidos y la Unión Europea como máximos consumidores no han cambiado en nada la lucha antidrogas, se limitan a dar dinero a los países productores o de tránsito en forma de Plan Colombia, para que compren armas, equipos y se vayan a perseguir el primer segundo y tercer eslabón de la cadena de las drogas ilícitas, quiere decir, cultivo, procesamiento y transporte, pero después de que la droga llega a sus países ya no sabemos cómo se llama el Pablo Escobar, Chapo Guzmán, o Cartel de Cali, Medellín o Sinaloa versión gringo o europeo, no sabemos en qué bancos lavan el dinero, no sabemos nada del narcotráfico y los capos americanos y europeos, solo terminamos en guerra interna mientras en los países consumidores se quedan las verdaderas ganancias de este negocio.
Tercero. El Estado no tiene control en los territorios, los planes de desarrollo con enfoque territorial ( PDET), fue la apuesta en el proceso de paz para que el Estado por fin llegara a esa Colombia profunda con toda la oferta estatal. Hoy gracias a la corrupción en el gobierno Duque está fracasando la iniciativa, y nuevamente las comunidades quedaron en manos de los grupos armados ilegales, no solo es una región o un departamento, es por toda Colombia donde los ilegales siguen siendo dueños y señores, la guerra sigue en Colombia y como en toda guerra todos los días seguimos contando muertos.
Nota de cierre. Quiero felicitar al periódico EL HERALDO en su cumpleaños número 89 que se celebró el viernes pasado, desde su directora, Erika Fontalvo, el equipo periodístico, administrativo y todos los que hacen posible que el periódico siga siendo uno de los medios líderes del país mis más sinceras felicitaciones, y agradecerles por permitirme ser parte de esta casa del periodismo.
@nestorrosania