Desde que Fernando Londoño llamaba a hacer trizas el acuerdo de paz en pleno acto del Centro Democrático y donde todos lo aplaudían a rabiar, quienes apoyamos el proceso de paz sentíamos temor que realmente llegaran a destruirlo, y no fue que no quisieron, fue que no pudieron, aquí tres reflexiones frente al proceso y la implementación.
Primero. Desde el inicio desde el Centro Democrático, los militares en retiro, algunas iglesias cristianas, grupos católicos de extrema derecha como en las que milita Alejandro Ordoñez tenían el claro objetivo de que el proceso de paz no avanzará, lideraron la campaña del No y desde que llegaron al poder con Iván Duque pensaron en cómo hacerlo trizas, desde las objeciones que Iván Duque presentó frente a la Justicia Especial para la Paz, que derivaron en un debate nacional que no prosperó y los continuos ataques del ex presidente Uribe al proceso, y en ese mismo sentido recordar las mentiras que difundían por la época del Plebiscito, que las Farc iban a poner presidente, que le iban a quitar la mesada a los pensionados o que desde los colegios se iba a implementar una política de género y así los niños se iban a volver homosexuales, apenas unas pocas de las mentiras que repetían todos los días desde las "Bodegas" de guerra sucia donde crean rumores y campañas de desinformación, lo interesante de esta historia es que no fue una investigación periodística quien los descubrió, fue el mismo gerente de la campaña del NO, Juan Carlos Vélez, quien tranquilamente en entrevista con el diario la República salió a contar las "jugaditas uribista". Como el mismo Vélez decía hay que hacer que la gente salga a votar verraca".
Segundo. ¿Por qué la paz y la implementación se salvó?, por tres factores, primero el blindaje legal y constitucional permitió que modificarlo fuera muy difícil para el uribismo pese a sus mayorías y alianzas en el congreso, segundo la presión de la comunidad internacional y en especial de los Estados Unidos y de las Naciones Unidas que apoyaron desde el principio el acuerdo de paz de forma irrestricta y sabían que su presión frente a Duque si lo podía contener de hacerlo trizas y tercero, cuando el Gobierno Duque llegó ya existían pocos proyectos pero al fin y al cabo ya existían de implementación y reincorporación y era impresentable acabarlos y por el contrario vio el gobierno una oportunidad de mostrar gestión, en ese sentido es increíble ver a los más feroces contradictores del proceso de paz hoy trabajando en el gobierno y publicando tweets de los proyectos productivos y de reincorporación, como se dice coloquialmente, sacando pecho, cabe decir que varios de esos trabajaban en las bodegas de la guerra sucia.
Tercero. El desafío para la paz a futuro lo decía Juan Manuel Santos en su discurso en la JEP, es entender que la paz es una política de Estado y no de gobierno, y que este proceso de implementación está diseñado para quince años y vamos cinco, quiere decir que desde ya es una obligación para los tres próximos gobiernos que lleguen al poder sin importar su orilla ideológica deben cumplir con la palabra que dio el Estado de la República de Colombia con la paz, para finalizar la foto de Timochenko y Juan Manuel Santos tomándose una cerveza es el símbolo de que este proceso si funcionó pese a todas sus dificultades, a quienes les molesta el acuerdo de paz son aquellos que siempre han vivido del conflicto, porque muchos en Colombia tienen su botín electoral en la guerra de los colombianos.