La democracia se está desmoronando; con el llamado a una constituyente y la intervención a la salud, el presidente está poniendo la culpa sobre el sistema democratico, ya que el Congreso no le deja cambiarle la vida a la gente.
Entonces la pregunta es si necesitamos un mesías, o un mejor sistema para lograr soluciones reales: ¿Queremos una constituyente donde le demos todo el poder a un presidente autocrático, o una que nos abra el camino a mejorar el sistema sin sacrificar la democracia?
Entiendo y comparto el descontento de la gente al sentir que nuestros líderes no resuelven nuestros problemas del día a día. Pero lo más peligroso en este escenario es que en el afán de conseguir resultados, sacrifiquemos las bondades de la democracia, como la estabilidad política, la protección de derechos, la tranquilidad de invertir, generar desarrollo y verdadera equidad social.
Al final el problema es la falta de trabajo en equipo, que evita que se logren verdaderos resultados. En un país tan presidencialista como el nuestro, la gerencia de lo público se vuelve casi imposible, por eso la política tiene que tener ahí a los más capaces, con un sistema que permita trabajar de manera articulada con las otras ramas del poder.
El presidente queriendo reformar al país pero sin mayorías en el congreso, ni populares, busca promover una constituyente porque la democracia no se le arrodilla; un claro ejemplo de que esta sí funciona, pero el resultado (salud) no le sirve a la gente.
Colombia no está sola en esta descoordinación, lo vemos todo el tiempo en Estados Unidos, donde sí gana un demócrata o republicano la presidencia, y no tiene las mayorías del mismo partido en el congreso, se encargan de echar por tierra todas sus propuestas. Entonces, ¿Cómo preservar la democracia y al mismo tiempo lograr resultados?
Por esto me gustan modelos más flexibles donde el objetivo es claro: trabajar articuladamente y en pro de lo mismo, la gente. Las democracia parlamentarias como las de Alemania, España o Inglaterra donde el pueblo elige a sus representantes y ellos a su vez escogen un líder, permiten que se muevan en una misma vía, y ,cuando el líder pierde las mayorías, pierde el poder, sin afectar la estabilidad del país ni los resultados para la gente.
Tenemos que pelear por la democracia, salvando lo que la hace importante y sin miedo de adaptarla para resolverle a la gente: un sistema donde el mismo se encargará de controlar que los procesos fluyan, y castigarán con la pérdida del poder a los líderes inefectivos. Así no nos tendremos que atener a tiempos fatídicos, como los que se nos avecinan esperando dos años a ver si los vientos mejoran.