Se aproxima una fuerte tormenta. Y todo a causa del delirio de persecución que tiene nuestro presidente. Real o imaginario, se siente acorralado y comenzó su camino hacia la defensa de sus políticas y su continuidad ideológica. Ha hecho llamados a formar un nuevo partido, comenzó a plantar la narrativa de la “ruptura institucional”; se siente como David, buscando alrededor cualquier arma que le sirva para dispararle a Goliat, que en este caso es el establecimiento, y herirlo de muerte. El arma que quiere tener es la fiscalía y por eso esta semana mandó a marchar contra la Corte Suprema, para presionar que se la entreguen, y rápido.
De pronto estoy siendo alarmista, pero para Barranquilla y el Atlántico esta situación se complejiza. Ya son varios los ejemplos de que no le interesamos al presidente, como los Panamericanos, un claro show que marcó un precedente: no nos van a mandar recursos para continuar con el crecimiento del departamento y buscarán la forma de sabotear el avance ganado en los últimos años.
Otro ejemplo, el peaje Papiros, se comprometieron y al final ya van a restaurar el cobro; o el aeropuerto que no se termina o las tarifas de energía que por una decisión nacional subieron desorbitadamente. En fin, las pocas cosas que no funcionan en el departamento son situaciones que no se pueden manejar desde lo local porque son de jurisdicción nacional y nadie nos resuelve desde allá.
Barranquilla y el Atlántico han demostrado capacidad y política de resolver, lo hemos hecho hasta ahora, y eso representa una amenaza para sus planes futuros de expansión política. Por eso en este tema de la Fiscalía hay un mensaje para nosotros: no solo no les voy a prestar el hacha, sino que la voy a usar en contra de ustedes. Y el hacha será nada más y nada menos que la Fiscalía.
¿Y qué hacer? Lo que hemos venido haciendo los últimos 16 años. Sigamos siendo un frente común y sigámosle resolviendo a la gente. Continuemos trabajando de la mano, gremios, políticos locales, pero sobre todo nosotros como sociedad, unidos para defender lo que hemos construido con mucho esfuerzo y con los recursos del trabajo de todos los atlanticenses y barranquilleros.
No nos dejemos dividir, no dejemos entrar a nuestro territorio la política del odio sembrada por la duda o el miedo a la percusión. Con la tormenta encima, estamos más unidos que nunca. Porque este momento político no solo es para continuar en la misma senda de desarrollo, es para proteger lo que hemos alcanzado. Nos merecemos seguir construyendo, siendo ejemplo y echando pa’ lante, duelale a quien le duela. Pero solo lo logramos juntos, como siempre.