Escribo esta columna mientras disfruto de nuestra tan anhelada luna de miel, mientras paso unos días desconectada de la realidad, y mientras vivo una especie de sueño, de oasis, y de calma antes de las tormentas que, querámoslo o no, nos pueden venir en el camino. Sin embargo, por más que esté tentada a escribir acerca de lo lindo que es la vida, por más que quiera hablar acerca de la importancia de poder celebrar los buenos momentos, y por más que quiera usar este espacio para decir con palabras dulces qué tan hermoso puede llegar a ser el amor, el ‘mieldelo’ que tiene armado en Colombia nuestro gobierno, lastimosamente me lo impide.
Y es que curiosamente, tiene mucho que ver con lo que estoy intentando hacer en este momento. Pues lo que está tratando de hacer el Presidente Duque, tiene todo que ver con desconexión, con irrealidad y con desapego, pero de la manera más nociva posible. Esa que es tan peligrosa, que puede llevar al país al desastre.
Lo expresé en un trino hace unos días, ¿a quién en su sano juicio se le ocurre hacer una reforma tributario en medio de una pandemia que ha quitado vidas, trabajos, empresas y patrimonios? ¿Cómo se puede estar tan desconectado con la realidad como para hacer eso? ¿Es que no ven el país que tienen enfrente? ¿Es que no ven que el pobre cada vez es más pobre, que el rico es cada vez menos rico y que la clase media es cada vez más inexistente? ¿Es que no ven que el pueblo está tan cansado de aguantar tanto que va a terminar escogiendo a quién, sin lugar a dudas, será lo peor que le sucederá a Colombia? ¿Es que la extrema derecha de este país le quiere entregar en bandeja de plata una nación a un hombre que no soltará nunca las riendas de ella y acabará por transformarla en un afiche de decadencia?
Llevamos años escuchando al ex Presidente Álvaro Uribe Vélez hablar sobre la importancia de no ser como Venezuela, pero lo que llevó a los venezolanos a escoger a Hugo Chávez fue la verdad irrefutable de que quienes lideraban al país hasta ese entonces, dejaron de escuchar a la gente y comenzar a vivir ilusamente en un mundo de mentiras, en un mundo paralelo, y en un mundo absolutamente desconectado con la realidad.
Así que a pesar de que muy probablemente ningún miembro del gobierno nacional leerá estas palabras, pues lo único que se me ocurre para semejante desfachatez de documento que quiere presentar ante el Congreso de la República, el Ministro de Hacienda, es que al Palacio de Nariño no lleguen ni las noticias, ni los periódicos, ni mucho menos esta modesta columna de opinión, igualmente voy a agotar mi único recurso que tengo como ciudadana con la esperanza de que tal vez, unida a las millones de voces que hoy se levantan, seamos escuchados.
Presidente Duque y etc: no importa cómo lo llamen o cómo lo quieran decorar, si nos ponen más impuestos, si a algo tan básico y elemental como el agua le ponen IVA (pero a las bebidas azucaradas ‘milagrosamente’ no), si nos hacen imposible a los emprendedores crecer y a los colombianos tener, ustedes serán los únicos responsables de que este país le pertenezca a Gustavo Petro. No habrá necesidad de hacer campaña, porque ustedes se la están haciendo.
Dejen de culpar sus fracasos en el gobierno pasado, dejen de sacar excusas, y saquen la cabeza de los sueños en los que las tienen.
Porque la realidad es que nos están conduciendo hacia la verdadera pesadilla. Ojo con lo que hacen en el 21 para que no lleven a esta patria a la ruina en el 22.