Bastó que cayera el primer aguacero del año para ver de nuevo nuestros arroyos de basura ―coronados de muebles viejos, colchones, ramas y cualquier cosa imaginable― pasando raudos en medio de la ciudad. En un video que circuló hace unos días, se podía observar el trabajo de unos vecinos del barrio Las Palmas por impedir que sus viviendas fueran invadidas por el detritus, angustiados, además, por evitar que la desagradable escorrentía terminase provocando una inundación. Algo similar pudo verse en Cartagena, donde un canal de desagüe pluvial, que había sido limpiado hace poco, se volvía a colmatar por la acumulación de toneladas de desperdicios. Al parecer, estamos condenados a repetir esta historia, año tras año.
Las autoridades brindan las explicaciones de rigor. Declaran que acometen labores de limpieza y despeje con regularidad y que adelantan campañas educativas (cosa que deben seguir haciendo), pero da lo mismo: las personas siguen vertiendo la basura donde quieren, o donde pueden. También es cierto que las medidas coercitivas no parecen funcionar: la advertencia de multas no está disuadiendo a quienes utilizan los cauces hídricos como vertederos. El reto nos está quedando grande y quizá sea el momento de buscar más alternativas.
Podría ser interesante considerar la implementación de dispositivos que capten las basuras en sitios estratégicos, antes de que lleguen al río o al mar. Algo parecido a la trampa que hay en el puente de la antigua vía a Puerto Colombia sobre el arroyo León, que algo filtra y ayuda, pero con mayor flexibilidad. En la India han instalado unos sistemas denominados AlphaMERS, que consisten en unas mallas de acero inoxidable que sobresalen unos 60 centímetros sobre el agua y se hunden aproximadamente 40 centímetros por debajo. Sus fabricantes declaran que la valla flotante puede detener la basura en ríos con corrientes rápidas, lo que podría ser nuestro caso. En Baltimore cuentan con unas barreras de contención en forma de «V» que atrapan la basura que flota río abajo y la dirige hacia una rueda hidráulica giratoria, que funciona con la corriente del río y unos paneles solares adjuntos. La rotación de la rueda mueve una cinta transportadora que levanta la basura y la deposita en un contenedor. Otros ejemplos de ese tipo de medidas contingentes siguen métodos similares.
Seguramente será una combinación entre acciones educativas, limpieza constante, advertencias punitivas y medidas para la recolección de desperdicios, como las que he mencionado, lo que nos permitirá un mejor manejo de nuestras basuras con relación a los cuerpos de agua. Un desafío que debe ser prioritario para una «diverciudad».
moreno.slagter@yahoo.com