Por estos días generó inconformidad un anuncio que advertía sobre la puesta en marcha de controles destinados a verificar la correcta aplicación de la resolución 3777 de 2003 del Ministerio del Transporte, que regula el tono de oscuridad del polarizado permitido en los vehículos. En ese sentido, la Policía Metropolitana de Barranquilla había informado que estaba adelantando los trámites para la adquisición de fotómetros, sin embargo, ayer aclararon que no tenían planes específicos para hacerlo, así que la medida quedó en suspenso.

La inconformidad estaba plenamente justificada. Es cierto que hay una resolución vigente, pero deben considerarse varias circunstancias por la cuales es preferible que la policía se dedique a otras cosas, evitando generar una molestia más para los ciudadanos. Quizá lo más irritante era que ese decreto no se ha vigilado con rigor hace mucho rato, de tal forma que hoy hay miles de vehículos circulando con niveles de polarizado que probablemente no cumplen con lo dispuesto. El uso de vidrios oscuros en los carros es tan generalizado que incluso los concesionarios reconocidos lo ofrecen dentro del paquete de ventas. A menos de que se establezca un sensato periodo de transición, la medida se podría percibir como arbitraria y solo propiciaría escenarios para la corrupción y el tráfico de influencias. Supongo que quienes tengan los contactos adecuados podrán conseguir los permisos y pasará lo de siempre, que el fulano común y corriente tendrá que sufrir interminables trámites y trabas para poder circular con polarización.

Resultaba sorprendente que la policía se estuviese preocupando por eso. Creo que hay varios asuntos que merecen más atención y que efectivamente impactan la cotidianeidad de las personas. No son los vidrios oscuros los que propician las condiciones de inseguridad que vivimos, de hecho, para mucha gente resulta más seguro circular con ese tipo de protección, al restarle vulnerabilidad. Una mujer, una persona mayor, o alguien conduciendo solo, suele ser un blanco atractivo para los criminales. Si lo que quieren es recaudar dinero, cosa que no es improbable, podrían facilitar el trámite de los permisos. Sería una medida muy impopular, pero es mejor eso que la incertidumbre.

En cualquier caso, ojalá que desistan del todo de esa iniciativa. Es incomprensible que, en medio de trancones, conductores irresponsables, buses temerarios, calles en mal estado y el desorden general, ahora tengamos que estar pendientes de no ser multados por una cosa sin importancia. Dejemos esos esfuerzos para cuando podamos circular con tranquilidad y en paz.

moreno.slagter@yahoo.com