Una parte importante de los empresarios en Colombia ha postergado sus planes de inversión y crecimiento debido a la incertidumbre económica, la incertidumbre política, y el incremento de las tasas de interés. Lo muestra la Encuesta Ritmo Empresarial, que convocó a 27 cámaras de comercio y constó de más de 7.000 entrevistas. Y en Barranquilla, según estudios de la CCB, quienes invierten lo hacen para mantener sus operaciones, sin enfocarse en el crecimiento de sus negocios.

Ejercicios similares de ANIF y de la Cámara de Comercio de Bogotá muestran que las micro y pequeñas empresas tienen obstáculos que frenan su progreso. Como la visión limitada de sus negocios; no considerar expandirse más allá de sus áreas locales ni estrategias de internacionalización; ni planificar insuficientemente. O prestar poca atención a detectar y gestionar oportunidades de mejora, carecer de procedimientos de documentación de conocimiento, y resistirse al cambio y a adoptar tecnologías como los pagos electrónicos.

Para alcanzar nuestro potencial de desarrollo debemos focalizar nuestros esfuerzos en impulsar la productividad de las empresas y generar condiciones económicas y políticas propicias con el fin de mejorar su entorno competitivo. Ello implica, entre otras acciones, promover la innovación; aumentar la inversión en investigación y desarrollo; mejorar la formación en ingeniería y ciencias; fomentar las exportaciones; participar en cadenas de valor globales; aprovechar el Nearshoring; estimular el emprendimiento de alto impacto; y fomentar la competencia empresarial y la flexibilidad laboral.

La Adenda suscrita entre el Ministerio de Industria y Comercio y Confecámaras prioriza programas alineados con muchos de estos desafíos. Y las Cámaras de Comercio tienen la capacidad, el conocimiento y la presencia territorial para llevar a las MIPYMES los programas pertinentes que responden a estos retos, y son actores esenciales en la articulación de los esfuerzos público-privados. Tenemos muchos casos de éxito que muestran de que manera estas entidades llevan soluciones a las regiones, en articulación con otras instituciones públicas, varias del orden nacional.

Estudios de Confecámaras confirman que el tamaño de la empresa, el acceso a mercados internacionales y el crédito son factores clave para la supervivencia empresarial. Y esa es una misión clave que debemos asumir en estos tiempos de incertidumbre. Desde las Cámaras de Comercio trabajamos para facilitar el acceso a financiamiento, promover la investigación, el desarrollo y la innovación, y fomentar la participación en clústeres.

En resumen, el compromiso de Confecámaras y las Cámaras de Comercio es claro: generar prosperidad para los colombianos mediante el fortalecimiento empresarial, producir información útil y desarrollar soluciones para los desafíos económicos y sociales. Debemos entender que, en alianza con el gobierno nacional, nuestros empresarios crecen. Que tenemos metas en común y capacidades a disposición de un país que quiere y necesita un entorno propicio para la inversión y el crecimiento empresarial.