Duque, el expresidente
Y si bien su administración de los paros y las marchas fue cuestionable; si soy fiel a la verdad, he de celebrar que su plan de vacunación cerró varias bocas y dentro de lo posible, fue un éxito en medio de un panorama de absoluta incertidumbre global.
No he sido la mayor fanática del gobierno de Iván Duque, varias columnas que he escrito en el cuatrienio lo dejan ver. He criticado punzantemente algunas de sus decisiones y posiciones, sin embargo, también es cierto que ha sido el Presidente colombiano a quien le ha tocado enfrentar los estallidos sociales más complejos de los últimos tiempos y una pandemia de la que no se tenía registro en la época más reciente. Ambos escenarios sumamente difíciles que complicarían a cualquier mandatario. Y si bien su administración de los paros y las marchas fue cuestionable; si soy fiel a la verdad, he de celebrar que su plan de vacunación cerró varias bocas y dentro de lo posible, fue un éxito en medio de un panorama de absoluta incertidumbre global.
Duque llegó al poder muy joven, fue electo con 41 años. Apalancado y respaldado por su partido político el Centro Democrático, el liderado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, pero la luna de miel con la colectividad duró muy poco. El día de su posesión recuerdo ver en la transmisión de mando en vivo, a los senadores y representantes a la cámara emocionados casi hasta las lágrimas, muchos de ellos hoy se sienten defraudados y traicionados. Perciben que Duque no gobernó para ellos ni con ellos. Varios afirman que traicionó las ideas de rancia derecha con las que fue elegido. En fin… que su relación partidista interna es tan complicada, que difícilmente cuando sea expresidente va poder erigirse como el jefe único de los uribistas, porque ellos mismos no lo identifican como propio sino más bien como un extraño. Hoy en esas huestes pesan más María Fernanda Cabal o Miguel Uribe Turbay o Paloma Valencia, todo resultado de una administración que no se debió a sus copartidarios.
Duque comenzó su gobierno con 42 años, se posesionó ese 7 de Agosto (cumple el 1ro del mismo mes) sin imaginar todo lo que vendría. Alguna vez vi una entrevista del expresidente Ernesto Samper en la que afirmaba algo así como que gobernar un país es equivalente a ser piloto de un avión y que en las horas siguientes te vayan avisando que te quedaste sin gasolina, que se dañaron los alerones y que parece que te vas a estrellar. Es decir, nadie está listo, por preparado que esté. Aunque Duque carecía de experiencia densa en lo público, haber tenido una gran hoja de vida como funcionario, tampoco hubiese garantizado un mejor gobierno. Nos guste o no, la actividad política está repleta de incertidumbres y de escenarios para los que un mandatario no siempre tiene la respuesta adecuada. Esto no es una excusa para el saliente Presidente, pero sí una razón para no castigarlo en demasía y graduarlo como el único culpable de todos los males que aquejan a Colombia.
Se graduará de expresidente con 46 años recién cumplidos. Ya pocos días quedan para ello, en breve, la Casa de Nariño, el cargo más alto al que puede llegar aspirar un hombre de poder, hará parte de su pasado. Una edad en la que cualquier ejecutivo está en su etapa de mayor crecimiento, él ya habrá conquistado la cima y salido de ella. Es normal que busque nuevos horizontes, está aún muy lejos de tener nietos para criar. No podemos entonces esperar que se siente en una mecedora y se jubile, pero a pesar de ello, si podríamos desear que no busque un nombramiento dentro del arquetipo del Estado colombiano. Sentaría un mal precedente endogámico prácticamente. De seguro tendrá buenas opciones en organismos internacionales o en el sector privado, ojalá se decante por ellas.
@Kdiarttpombo
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