El domingo pasado asistí a la celebración del aniversario de uno de mis pacientes alcohólicos. Para los que no saben sobre estas celebraciones, les cuento que en los grupos de Alcohólicos Anónimos cuando una persona cumple años de vivir sin consumir alcohol se acostumbra a realizar una reunión dedicada a celebrar ese hecho.

Por lo general se inicia la reunión con la participación de los familiares y amigos, quienes comparten sobre las situaciones que vivieron en el pasado y como ven ahora el comportamiento de la persona alcohólica que está celebrando su aniversario. Luego se le da la palabra a la persona homenajeada, quien generalmente hace un recuento de las experiencias que ha venido viviendo en su proceso de recuperación, terminando, por lo general, dando una visión de lo que era su vida antes de su proceso de recuperación y de cómo es ahora cuando está celebrando su aniversario.

Estas celebraciones se repiten cada vez que una de las personas del grupo cumple un año más sin consumir alcohol. Lo mismo ocurre en grupos como Narcóticos Anónimos, Jugadores Anónimos, Sexólicos Anónimos, etc. En todos ellos se celebran aniversarios de recuperación, muchas veces con reuniones que terminan en un brindis de comida y la repartición de un pudín o torta, como en cualquier cumpleaños.

Esas reuniones son muy emotivas, por lo general, ya que se narran muchos ejemplos de superación personal y de logros que muchos de los participantes nunca creyeron que podrían ser realizados.

También se aprende mucho escuchando a los participantes cuando se refieren a la vida cotidiana. Hoy quiero compartirles algunas de las afirmaciones que escuche en la reunión.

Uno de los participantes se refirió a la importancia de la humildad en las relaciones interpersonales y expresó que para él la humildad consistía en “no andar jodiéndole la vida a los demás” diciéndoles qué tenían que hacer o dejar de hacer. Las personas que carecen de humildad creen que son las más inteligentes, conocedoras de todos los temas y situaciones, por lo que están en el derecho y la obligación de indicarles a los demás qué deben hacer o no en cada situación cotidiana. La prepotencia de sentirse superiores a los que les rodean les hace sentir que tienen el derecho y la obligación de invadir la vida de las otras personas para educarlas y enseñarles todo lo que poseen en su inmensa sabiduría.

Las personas humildes no andan repartiendo “su sabiduría” a manos llenas y solo hacen comentarios o sugerencias cuando son solicitadas. Estas personas tienen claro que los consejos solo son aceptados cuando son solicitados. Saben también que es agresivo entrometerse en asuntos personales cuando su opinión no es solicitada. Las personas humildes escuchan atentamente lo que se les comunica y solo hacen recomendaciones si estas son solicitadas.

No nos olvidemos que muchas veces las personas que nos cuentan algo saben lo que deberían hacer, y no están pidiendo consejo, solo desean desahogarse ante alguien que los escuche atentamente.

Al terminar la reunión se reza la oración de la serenidad, que dice así: Dios dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo y sabiduría para conocer la diferencia. Esta oración encierra una gran característica del estilo de vida que se aprende en Alcohólicos Anónimos. Una forma de ver la vida muy útil para las relaciones de pareja, familiares y comunitarias.