Este mes, en medio de la música y la comida deliciosa, Dios, el Ser superior (cualquiera que sea la forma como tú lo concibas en tu vida), nos invita a mirar nuestro entorno y disfrutar de las bellas cosas que la vida nos regala. También nos invita a reconciliarnos con nosotros mismos y con quienes nos rodean. Así como nuestro país necesita la paz y la armonía, nuestra salud mental y física requiere explorar el perdón y la reconciliación.
Casi todos los especialistas están de acuerdo con que perdonar es soltar la rabia y el resentimiento para dejar que nos invada la tranquilidad y la serenidad. Lo que modifica drásticamente nuestras hormonas y neurotransmisores e influye en nuestra salud y bienestar.
Como les he escrito muchas veces por este medio, perdonar no es justificar los comportamientos negativos o dañinos. Perdonar es dejar de sufrir por culpa de esas acciones inadecuadas. Una conocida mía, cuyo esposo la engañaba frecuentemente con algunas de sus amigas, no podía vivir tranquila por culpa del resentimiento. Cuando lo perdonó pudo volver a dormir tranquilamente. Esa mujer no estaba pensando en volver vivir con el marido, de hecho, ese matrimonio nunca se pudo reconstruir, ella seguía pensando que su exmarido había actuado en forma muy negativa, pero se quitó de encima el rencor.
Hoy son dos personas que se tratan civilizadamente, y pueden compartir adecuadamente cuando es necesario, lo que ha sido muy positivo para los hijos.
Perdonar no es dejar que te hagan daño, te produzcan dolor o violenten tus derechos. Tú puedes tomar las medidas necesarias para cambiar una situación inadecuada o para proteger tus derechos cuando perdonas. Pero el perdón te ayuda a no sufrir los resentimientos que esa situación podría producirte hasta el final de tus días.
Perdonar no es actuar como si todo estuviera bien, cuando tú sabes que está mal. Perdonar no es engañarte sobre la realidad. Perdonar no te impide expresar lo que sientes que está funcionando mal, pero te lleva a decir las cosas con tranquilidad, sin amenazas y sin sufrimiento.
Por todo esto, en primera instancia, en esta época decembrina te invito a pensar en el perdón y la reconciliación.
Por otro lado, las parejas armoniosas y las familias felices deben darse cuenta de que diciembre, con sus alegres fiestas, sus reuniones familiares y sus regalos frecuentes, es también un buen momento para generar bellos recuerdos.
Una de las características de las parejas estables es que van creando recuerdos comunes de experiencias lindas a través de su historia. Esto es muy útil en los momentos de crisis, cuando conversar sobre los momentos felices ayuda a bajar la tensión emocional, así que en esta Navidad te recomiendo sembrar en tu familia recuerdos hermosos y gratificantes para la salud mental de los próximos años. Eso me lleva a invitarte al proceso de preguntarte ¿qué puedes hacer para que este diciembre deje lindos recuerdos en la mente de tus seres queridos? y ¡hazlo!
De mí te cuento que mañana estaré compartiendo la cena navideña con mi hermana menor. La novedad es Savannah, la recién nacida que celebrara su primera Navidad. Apenas está comenzando a hablar y a caminar con soltura, pero ya entiende perfectamente lo que es una fiesta de adultos y sabe disfrutar el ser el centro de atracción de los eventos familiares.