Diciembre solidario
Estas fiestas decembrinas son, en su esencia, hogareñas, y las festejamos en familia. En mi caso, desde hace 40 años, en la casa de mis padres nos reunimos familiares y amigos para compartir, cada 24 de diciembre, la cena navideña y, con regocijo, mantener encendida la tradición de los aguinaldos y la noche mágica del Niño Dios.
Desde los inicios de este mes de noviembre, todo me huele a diciembre. Se siente ya, plenamente, el aroma a velitas, a Navidad y a año nuevo. Detrás, no muy lejos, se percibe el tufillo de las marimondas, las negritas puloy y los garabatos, recreando en nuestro espíritu un devenir pletórico de optimismo y alegría, tal como lo describe de manera magistral el maestro Adolfo Echeverría en su inmortal canción Las cuatro fiestas.
Los barranquilleros nos alistamos para cumplir con el deber de las tradiciones y nos llenamos de ilusión y alborozo para retar al mal tiempo, despojándonos de las penurias y las tristezas, para gozar a plenitud de la amistad, el amor, la cercanía y el ambiente festivo que regocijan nuestro espíritu.
Igualmente, dejamos a un lado las dietas y la preocupación por la figura estilizada para entregarnos, en cuerpo y alma, a los pechiches mundanos de la diosa Adefagia, que nos colmará con deliciosos buñuelos, natillas, pasteles, hayacas, etc., y, para no provocar la envidia del dios Baco, a él también lo complaceremos.
Estas fiestas decembrinas son, en su esencia, hogareñas, y las festejamos en familia. En mi caso, desde hace 40 años, en la casa de mis padres nos reunimos familiares y amigos para compartir, cada 24 de diciembre, la cena navideña y, con regocijo, mantener encendida la tradición de los aguinaldos y la noche mágica del Niño Dios.
Desde entonces, con la exactitud de un relojero, cada año participamos y gozamos del abrigo amoroso de la casa paterna que, para la ocasión, es preparada con dedicación y amor por mi madre, quien la viste de gala con el arbolito navideño y las luces multicolores, ambientada por villancicos y música decembrina. Nunca hemos fallado a la cita, ni siquiera cuando mi padre se nos fue al mundo etéreo. En esos momentos, mi madre tomó las riendas y nos concitó y, a pesar del duelo, no dejamos decaer la tradición navideña.
Es una noche maravillosa, llena de confraternidad y amor, en la cual se entretejen cuatro generaciones para abrazarnos y decir a una sola voz “¡feliz Navidad, jo jo jo, feliz Navidad!”. Hijos, nietos y bisnietos alegran la casa expresando a gritos, a los cuatro vientos, los contenidos de sus cartas a Papá Noel o al Niño Dios, augurando que, en esta Navidad se cumplirá totalmente su pedido. También intercambiamos entre hermanos, tíos y primos, los anhelados aguinaldos a los que, con prisa, les rompemos las envolturas para agradecer el regalo.
Este año quisiera hacer un pedido especial a mi madre, a mis hermanos y primos y, por supuesto, a los hogares barranquilleros que quieran unirse a mi invitación de compartir la cena navideña sin darnos aguinaldos entre los adultos, solamente los de los niños, para que con el dinero que destinaríamos a ello, compremos ropa y juguetes a los niños de las familias damnificadas por el agreste invierno que atropelló a miles de hogares en nuestra ciudad y el departamento.
Hagamos florecer el sentimiento de solidaridad y prodiguemos de alegría a los más desvalidos, en estas lindas festividades decembrinas.
Más Columnas de Opinión
¿Qué hacer con las tarifas de energía en la región Caribe?
Las altas tarifas de la energía en el Caribe son un problema social. La afirmación de que mes a mes cientos de miles de familias comen o pagan la luz no es lejana de la realidad. El recibo se puede llevar la cuarta parte de los ingresos de las f
Un faro de esperanza para la juventud
En medio del vendaval de desafíos que enfrenta la juventud contemporánea, marcada por la sombra ominosa de trastornos mentales que irrumpen cada vez más temprano en sus vidas, surge la necesidad imperiosa de tenderles una mano firme, de ofrecer
Café entre Evas
“Qué habría sido de las mujeres en el patriarcado sin el entramado de mujeres alrededor, a un lado, atrás de una, adelante, guiando el camino, aguantando juntas. ¿Qué sería de nosotras sin nuestras amigas? ¿Qué sería de las mu
Para el Descanso
La revisión de los titulares de prensa, o de cualquier otro medio de comunicación, se ha convertido en una seguidilla de sobresaltos. Quizá sea porque en estos tiempos todo se actualiza permanentemente, o porque la dependencia del clic induce l