Eran las cuatro de la madrugada cuando la despertó un llanto de una mujer mayor que no paraba de susurrar una especie de plegaria. Se quedó asustada bajo la sábana con que se tapaba tratando de ignorar aquella lúgubre voz de cementerio. No se atrevió a levantarse de la cama sino hasta cuando los rayos de luz entraron por las rendijas de su ventana entreabierta. Fue cuando se dio cuenta de que el lamento venía del apartamento de enfrente.
Supo entonces que algo muy triste había pasado en la habitación que da a su casa. Un vecino le dijo en voz baja que el joven de 36 años que vivía allá dentro había muerto en la noche. Que el llanto era de la mamá que lloraba al hijo al que se había llevado el covid-19: “Es que la gente joven se está muriendo ahora más que los viejos que ya están vacunados”, pensó. Las noticias que emiten los hospitales dicen que las ucis se han ido llenando de jóvenes contagiados, y que las cuentas no paran cuando a diario verifican que en Colombia han aumentado los enfermos y el número de fallecidos por la pandemia.
Un dato alarmante que no se tiene en cuenta, como lo ha dicho con angustia la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, en las declaraciones que dio el miércoles sobre la protesta organizada para el pasado 9 de junio, cuando criticó la convocatoria que hizo el Comité del Paro para “tomarse Bogotá” durante la manifestación de ese día y calificó de irresponsable que se sigan planeando tomas de la capital y de Colombia que ya han tenido suficiente con las tomas guerrilleras y paramilitares que han asolado al país. La razón de fondo detrás del clamor de la alcaldesa es que Bogotá atraviesa por un momento crítico por las altas cifras de contagios por covid-19 y de ocupación de ucis, que llegaron al tope de su capacidad.
Pero lo que más preocupa, si aún cabe esa expresión dentro de la copa desbordada de inquietudes, es que la mayor concentración de casos se está dando entre quienes tienen 20 a 49 años según la Secretaría de Salud del Distrito. Pensábamos que los adultos mayores eran únicamente la presa de este espantoso virus, por lo que los cuidados han girado a torno a la población de mayores de 70 años. Ahora resulta que más jóvenes están contagiados y mueren en mayor cantidad.
¿Se puede determinar una relación de causalidad en las aglomeraciones producidas en los más de 45 días de manifestaciones en las que la participación de la juventud ha sido más notoria? La alcaldesa respondió afirmativamente con base en estadísticas públicas. Eso es lo que yo quiero lamentar como educador : no encuentro razonable ni responsable que gran parte del debate en torno a las manifestaciones se haya centrado particularmente en los aspectos del derecho a la protesta. No está bien que ese sea el único elemento de discusión, ya que infortunadamente las protestas se han dado en el contexto ominoso de una pandemia que está causando muertes desoladoras entre los jóvenes a quienes dirigentes y políticos agitan para que salgan a las calles. Es una tragedia humana que no tiene dolientes. Solo el llanto de las madres.