Cuando un jugador, cualquiera sea su jerarquía, condiciona su presencia en la convocatoria de una selección por una garantizada titularidad de parte del entrenador, no solo está dándole rienda suelta a su ego, generalmente visitante tóxico del interés grupal, sino que, además, es una falta de respeto hacia la autoridad del entrenador y la calidad de sus compañeros. Es una actitud insolidaria y semilla de malestares en convivencias futuras.

Si James Rodríguez le exige al técnico Queiroz ser titular para aceptar su inclusión al listado previo a la primera fecha de las eliminatorias, no sólo muestra su desconocimiento del mal momento futbolístico que vive, sino que desdice de su condición de líder de esta Selección. Una condición que se ganó por su calidad superior, y cuando ha estado por debajo de su nivel o lesionado —una buena cantidad de partidos pre Mundial y Mundial Rusia, y Copa América Brasil— fue entonces por su voluntad e irreprochable entrega.

Un buen líder no personaliza en exceso sus objetivos personales en desmedro del objetivo de todos, el que cohesiona, el que inspira. Y, un buen técnico, tiene la suficiente inteligencia y humildad para descubrir cuándo se debe o se puede consensuar algunas decisiones con el jugador, pero de ninguna manera bajo una mínima señal extorsiva de parte de este.

Y en medio de este particular caso, Queiroz también tendrá que definir otras situaciones que también son importantes en la conformación final de la Selección. Por ejemplo, los laterales. Parece que ante la falta de competencia de Arias, Medina continuará, por encima de la poca aceptación que tiene en los hinchas, el dueño de la posición. En cambio, por la izquierda, Fabra volvió a ser titular en Boca y está alcanzado un buen nivel. La buena noticia de la continuidad, por fin, de Ospina en el Nápoles.

En el medio campo, la irrupción alentadora de Campuzano en Boca lo puede convertir en una buena opción. Sin James y sin Quintero, en su mejor versión, se disminuyen las posibilidades de mejorar el aspecto creativo y seguramente se seguirá recurriendo a la velocidad y potencia como vías ofensivas.

¿Y en el ataque? Morelos y Borré parecen fijos por lo mucho que hacen en Escocia y Argentina. ¿Falcao? ¿Villa? ¿Zapata? ¿Muriel? Los dos primeros muestran avances en los últimos partidos. Zapata no encuentra su ritmo goleador después de la lesión y hoy es suplente. Y Muriel, en su comportamiento habitual, un inicio esperanzador y luego víctima de la irregularidad y condenado a ser un buen suplente.