
Final de la Champions | Columna de Javier Castell López
Tanto Real Madrid como Liverpool tienen una gran relación con el éxito y tiene una gran fuerza de voluntad para salir airosos en situaciones adversas.
Es el enfrentamiento del fútbol avasallante, intenso y excitante del Liverpool, versus el estratégico, jerárquico y experimentado del Real Madrid. De un lado estará la técnica en velocidad, la presión constante y la ambición ofensiva del Liverpool, del otro la interpretación inteligente de cada situación, la categoría individual y la convicción ganadora inigualable del Real Madrid.
El equipo inglés prioriza en su funcionamiento táctico adelantar a sus defensas, dominar territorialmente, tener la iniciativa, poner a sus laterales como extremos, a sus delanteros sin posiciones fijas (tal vez, Salah respeta más su zona derecha). El Liverpool no podría jugar sin presionar permanentemente y sin darle máximo ritmo al trámite.
El equipo español no prioriza tener la iniciativa y no cree que para dominar tiene que ejercer presión en punta y permanentemente. La inteligencia táctica de sus mediocampistas, Modric y Kroos, su perfecta distribución del balón, y su serena sabiduría dirigen los ritmos y los tiempos del funcionamiento blanco. El Madrid encuentra estratégico replegarse como antesala de las salidas rápidas y precisas de Benzema y Vinicius.
El Madrid descubre los momentos para sacar ventajas. El Liverpool provoca los momentos para lastimar al rival. El Madrid se va adaptando a las diferentes situaciones del juego. El Liverpool obliga a que el rival tenga que adaptarse a su incansable ritmo. El Madrid no se incomoda si a veces tiene que estar a la defensiva. El Liverpool quiere siempre incomodar estando constantemente a la ofensiva. El Madrid es especialista dando golpes a tiempo. El Liverpool no concibe el combate sin lanzar golpes todo el tiempo.
Ambos tienen una gran relación con el éxito y tiene una gran fuerza de voluntad para salir airosos en situaciones adversas. Ambos tienen dos extraordinarios arqueros. Ambos tienen defensas con buen juego aéreo y laterales con aportes invaluables en ataque. Los dos cuentan con mediocampistas talentosos, agresivos, organizadores. Ambos poseen delanteros amenazantes, veloces, atrevidos, con una gran capacidad de desequilibrio y de definición. Los dos son mejores atacando que cuando los atacan. Y ambos están dirigidos sabiamente por el bonancible Ancelotti y el carismático Kloop.
Previo a una final tan pareja aparecen las conjeturas en los futboleros. ¿Hizo mella en el físico de los futbolistas del Liverpool su exigente final en las competencias inglesas o les mantuvo el tono competitivo? ¿El título del Madrid muchas fechas antes del final de la liga española les disminuyó tensión competitiva a sus futbolistas o le favoreció para administrar el físico de estos?
Afortunadamente, las finales tienen sus propias reglas, sus anárquicas lógicas que suelen tirar a la basura las teorías. Por más iluminadas que estas parezcan.
Coletilla: en el escenario más glamuroso del fútbol mundial de clubes estará, para orgullo del fútbol colombiano, Luis Díaz. Y por lo demostrado hasta ahora, tiene cómo no ser solo actor de reparto.
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