Barranquilla es la sede de la selección Colombia, en donde hemos clasificado a mundiales y dónde aman a nuestro tricolor tanto que casi siempre se garantiza lleno total del estadio, pero no se quedaron solo con el fútbol, sus Caimanes anotaron más hits que cualquier rival y trajeron la copa de béisbol a la arenosa.
Rentería no sólo ganó dos series mundiales que le valieron para que el mejor estadio de béisbol de Colombia lleve su nombre, sino que ahora como empresario participa en la construcción de un centro de conciertos de talla mundial.
Barranquilla no sólo tiene la Puerta de Oro y su urna de cristal, que albergarán la cumbre del BID en 2021, para que el mundo siga disfrutando de la Alameda del Río y su preciosa vista que trae consigo la brisa del Magdalena, sino que cuenta con el mayor bosque que una ciudad capital pueda tener, además, la ciudad a esta lista para seguir sembrando árboles que den aire y vida a sus calles.
Barranquilla cuenta con empresarios generosos que han dejado obras de arte representativas para la ciudad, como lo son la Aleta del Tiburón, la Ventana al Mundo, y ahora el árbol de navidad más grande del país.
Cada día la Arenosa, amplía su red de ciclo rutas e infraestructura, haciéndola más sólida y robusta.
Por su pujanza Barranquilla está cerca de ser en solitario la tercera ciudad de Colombia, encima de Cali, muy cerca de Medellín, muchos de estos logros gracias a el buen manejo de la pandemia por parte del alcalde Pumarejo.
Sin embargo, a pesar de lo bueno, se ha tratado de tirar dardos a todo aquel que ha aportado para que todo esto sea posible, menos mal que el buen manejo y la credibilidad de una persona se mide por hechos o díganme ¿cuántos podrían salir a caminar su ciudad en medio de un carnaval después de haberla dirigido y mientras lo hacen solo recibir más que cariño, vivas, abrazos y aliento de la ciudadanía?
Algunos en el país atacan a quienes sueñan y hacen realidad sus sueños, sueños que muchos quisieron de nacimiento y otros de adopción, como yo. Queríamos y queremos ver a esta ciudad como lo está hoy, próspera y con futuro.
Esos mismos que atacan, aplauden y aúpan a quienes sólo dolor y destrucción han traído a Colombia, incluso condecorándolos o recibiendo sus condecoraciones, afortunadamente tanto los barranquilleros como la mayoría de colombianos sabemos quiénes están del lado correcto de la historia, quienes aportan y quienes lo único que hacen es sembrar odio, rencor y resentimiento.
Cuando pienso en Barranquilla, que viene desde hace unos años dándole ejemplo al país en temas de infraestructura, turismo, crecimiento, productividad, pienso en el sentir de su gente, en el orgullo de pertenecer a esta ciudad y en la canción de Joe Arroyo que dice “en Barranquilla me quedo”, porque esta letra refleja el sentimiento de quienes no somos barranquilleros.
Creo que cuando uno se siente a gusto con el espacio donde vive, la vida mejora y el entorno florece.
Dicho esto, viva Curramba la Bella, viva Barranquilla y a quien no le guste que se coma tres tiras de aquello a lo que Guillo amigo le ha dedicado algunos espacios.