Tal y como ocurre todos los años para el día del padre y la madre hay una discusión de fondo del papel de los hombres y las mujeres en ese rol.
Hay madres-padres que han tenido que criar a sus hijos solos, como también hay padres-madres que han asumido esta tarea desde su posición.
No es que admire más a uno u otro, en realidad cualquier persona que crie a un niño, sea su hijo biológico o no, es de admirar y mucho más cuando debe enfrentar situaciones que de otra forma no habría tenido que hacerlo (como buscar toallas higiénicas en un supermercado o enseñarle a poner un condón a un hijo).
Yo he tenido mucha suerte porque he sido padre comprometido con mis hijas, y ellas han contado con las mejores mamás del mundo, entonces mi rol se ha visto en ser amigo, compañero, educador, proveedor, protector, consejero, mecánico, y tantos otros papeles que asumo al ser papá.
Además, digo que he tenido suerte porque tuve a un papá de admirar que me enseñó a vivir con pasión y una mamá exigente y estudiosa que aún me llena de consejos cuando los necesito. Agradezco a la vida por haberme concebido en la familia en que viví y en la que vivo. Sé que no todo es perfecto y todos tenemos errores, pero me siento contento que en casa siempre existe el espacio para dialogar, escuchar al otro, pensar de manera objetiva y compartir, en nuestro rol de padres.
De todas formas, tanto padre como madre no es un título solo para el que puso ADN, o si no Diomedes Díaz sería el más padre de todos, si dependiera del número de hijos. Más allá de ser procreador, estos roles son de acompañamiento en la vida, involucran enseñar, cuidar, amar, guiar, escuchar, conversar, proteger, entre otros.
Hay padres de padres, algunos ausentes, otros son padres autoritarios, otros solo dan dinero, otros hacen su labor desde el corazón y lo dan todo y no es una cuestión de género, sobre todo en estos tiempos de familias tan diversas como personas en el mundo.
Los roles han cambiado, pero el fin es el mismo: criar seres humanos, personas con valores, que respeten la vida de los demás y la suya propia; criar con amor propio y amor para dar; criar con conocimiento, enseñanza, para que el día de mañana puedan debatir con ideas, para que sepan cómo sostener una posición en este mundo, pero también sepan escuchar y adopten la información que les haga falta.
Celebrar el día del padre, como el de la madre, es simplemente destacar esta labor que le debemos a nuestros hijos, él estar presentes para que crezcan sin vacíos. Tenemos una gran responsabilidad sobre nuestros hombros y es bueno saber que cuando nos felicitan, casi siempre, es porque lo estamos haciendo bien.
Estos días de celebración del Día del Padre, los invito a pensar un momento ¿cuánto tiempo se ha dedicado a simplemente jugar, sonreír y hacer actividades juntos?
Por eso, y aunque hayan cambiado la fecha, yo les deseo desde ya feliz Día del Padre a todos aquellos que ejercer esta labor así no sean padres biológicos y a todas las madres que también son padres.