“Todos tenemos un poco de locos”. Claro está que unos más que otros, pero algo hay en todos que nos hace singulares, alguna maña perdida, alguna obsesión al despertar, alguna manía inevitable creada a lo largo de los años.
Estoy leyendo un libro sobre la locura y la creación y no me he dejado de preguntar ¿por qué alguien quisiera ser normal? Normal en el sentido de camuflarse y ser cualquiera en el montón. Hay gente tan “normal” que usa su ropa para destacarse, usan colores o elementos fuera de lo común para sobresalir y ser mirados, otros no tienen necesidad de tanto, porque aunque su “locura” no se vea físicamente, se oculta en su imaginación, en tics o costumbres que para otros serían raras.
¿Qué tanto nos diferenciamos de los demás? ¿Qué tanto respetamos sus diferencias? ¿Qué tanto las locuras de alguien nos separan o nos unen? Hay personas que les cuesta trabajo acomodarse a comportamientos diferentes a los suyos, pero qué aburrido sería si toda la gente fuera igual. Para mí la clave está en aceptar las diferencias y buscar que estas sumen, aunque no estemos de acuerdo con algo, la mente siempre debe estar abierta y dispuesta a escuchar, la comunicación debe ser un diálogo y no solo esperar que nos escuchen. La locura de cada persona tiene eso que la hace ella, es la punta que hace brillar la personalidad de cada quien, así que apreciémosla como un diamante en bruto.
Hay personas que no pueden vivir si la nevera está desordenada y además cuando van de visita revisan las neveras ajenas esperando encontrar a su par. Hay quienes eligen la lechuga que se comen por el color verde de la misma, tienen un Pantone determinado para escogerla, porque en la comida las manías son inacabables (algunos llevan aguacates, picantes y coca colas en los bolsillos siempre que van a comer por fuera de la casa, por si acaso a donde van no hay).
Hay locuras que solo conocemos cuando convivimos con alguien, pequeños detalles que hacen que nos enamoremos o desesperemos. Hay locuras que pueden ser “sanadas” con insistencia y amor, mientras que otras nos pueden llevar al abismo.
No obstante, no solo las pequeñas mañas inofensivas hacen parte de la “locura” que se usa para exacerbar la creatividad, hay ataques de angustia, depresión o éxtasis que abren la mente a las ideas.
A veces tocar fondo nos lleva a impulsarnos para salir adelante, a tener ideas diferentes y nos enseña a tener empatía por los demás. No creo que ser normal nos una más a los otros, al contrario son las singularidades las que pueden hacer que nos acerquemos a los demás o que nos enamoremos.
Entonces, ¿qué acostumbras a hacer a diario y que el día en que no lo haces te sientes extraño? ¿Cuáles son esas mañas que te hacen ser “raro” para los demás, pero que a su vez te hacen ser extraordinario? ¿Cuáles son esos detalles que esperas que nadie note nunca porque te avergüenzan, pero no los puedes evitar?