La justicia necesita una reforma urgente, bien por vía legislativa, bien por constituyente, pero es urgente.
Debe buscar mejorías en muchos puntos, pero dirigida a que el colombiano de a pie encuentre soluciones rápidas y eficaces a sus problemas. Es así como debe empoderar la conciliación y darle su verdadero lugar en la solución de conflictos de manera anticipada en todas las áreas, no como ahora que es un requisito que se cumple para iniciar las acciones legales, solo como por cumplir y no para lograr su fin real que es solucionar disputas.
Esta reforma debe permitir que los jueces pongan límites a las entidades financieras, para que puedan cumplir el fin para el que fueron creadas, que no es enriquecerse sino facilitar la vida de los usuarios, es decir: sin violar la autonomía de las voluntades, bajar los intereses, proteger la propiedad privada sin desconocer los derechos al mínimo vital de quienes viven en arriendo, entre otros.
En ámbitos menos técnicos, debe limitar en las cortes las funciones electorales y la facultad de elegirse ellos mismos hasta que la justicia inspire confianza y respeto, como en las cortes de antaño libres de escándalos y decisiones cuestionadas por su contenido político.
Sin embargo, ninguna reforma podrá ser eficaz sin dinero, mientras el presupuesto de la justicia no se mejore y pueda servir para que cada juez tenga su propia sala de audiencia, cada fiscal su asistente y cuerpo de investigación, que cuente con sistemas tecnológicos que ahorren tiempo que hoy pierden los funcionarios y litigantes en trámites administrativos que se hacen aún de manera manual, no tendremos verdaderos resultados para una justicia más eficaz y eficiente.
Una reforma real en el sistema penal debe procurar la igualdad de armas, que la jurisprudencia no siga en contra de los defensores desconociendo derechos y garantías. Que se regule de manera clara el tema de interceptaciones telefónicas, hoy se intercepta tanto al abogado con su colega como al periodista con su fuente y se permite que se escuchen conversaciones privadas ajenas a la investigación.
Una reforma a la justicia plena con consensos, que busque la academia a nivel nacional y no solo la de Bogotá.
Una reforma que oiga a las cortes pero que no dependa de su criterio para la misma. Una reforma en la que todos podamos opinar y seamos escuchados.
Creo que todos estamos seguros de esta reforma, ojalá se saque adelante, pensando en hacer una justicia efectiva, más rápida, más justa y con menos impunidad.
La justicia se respeta cuando la justicia respete a la justicia y cada día esto se vuelve más difícil para los ciudadanos.
PD: Felicidades a Carlos Negret por su gestión como Defensor del Pueblo y buena mar para Carlos Camargo, quien lo reemplaza, recordándole que los defensores públicos deben ser respetados y remunerados con altura.