
Pelotas y letras | Junior y Amaranto
En los últimos 53 días, el equipo Tiburón ha jugado 23 partidos con 24 jugadores y 3 arqueros y ha tenido que viajar por Suramérica para los compromisos con Conmebol.
El domingo por la noche, el Junior revolucionó a la hinchada antes, durante y después de eliminar al Tolima. Los mensajes de textos llenos de manifestaciones jubilosas, las redes sociales llenas de memes, las llamadas de los amigos para decir un ‘nojoda’ con pleno acento. Era la manifestación de la alegría que produjo el accionar del equipo. Las protestas antes del partido por el cambio de sede, las molestias durante el juego por algún error o una mala entrega y el festejo después del triunfo son una consecuencia lógica de la sensación que produce el equipo. Es un axioma. La gente baila al ritmo que toca su equipo, así de simple.
El júbilo por la clasificación dejó atrás un rosario de dificultades que surgieron a raíz de la renuncia de Comesaña. La herencia de Amaranto fue un equipo que aún no se había montado. Se fueron nueve jugadores y llegaron diez. La pandemia los desmejoró físicamente. El Junior no tenía ese sabor que le gusta a la hinchada y Amaranto se debatía, entre poner y sacar, para poder cimentar su idea.
En las ocho primeras fechas, dirigidas por Comesaña, Junior alineó con doble línea de cuatro 1-4-4-2 a excepción del juego vs. Bucaramanga. Cuando Amaranto se encargó dibujó 1-4-2-3-1 incluyendo jugadores que pedía la hinchada como Sherman y Rangel. Y finalmente volvió a la doble línea de cuatro con Teo a medio camino y Borja en punta y ahí, comenzó el cambio a la par que recuperó a Didier y a Cariaco e hizo importante a Viáfara, entre otros logros, y se hizo fuerte en defensa con la doble marcación en las bandas cuando se arma el 4-4 para defender y en posición de ataque 1-4-2-3-1 con la salida de los volantes externos que tienen la obligación de volver al perder la pelota.
Entiendo que no fue fácil poner al mismo nivel físico al grupo. Los ha rotado a todos, cada uno ha recibido su oportunidad recordando que Junior ha jugado Liga, Copa, Superliga, Libertadores y Sudamericana.
En los últimos 53 días, el equipo Tiburón ha jugado 23 partidos con 24 jugadores y 3 arqueros y ha tenido que viajar por Suramérica para los compromisos con Conmebol.
En medio de ese tema que es totalmente futbolístico, hay que agregar el tiempo y el respiro que se dieron los dueños del equipo. Cuando Comesaña dejó a Junior en cimientos apenas, no salieron a las volandas a buscar técnico. Se jugaron el albur con Amaranto que arrancó enredado, como sin una idea clara, hasta cuando le encontró la vuelta a todo lo que él considera que debe ser un buen equipo de fútbol.
Buen equipo de fútbol que no lo era cuando se encargó. Era una buena nómina, pero no un equipo. El de hoy es totalmente diferente. En el terreno y en la unión del camerino.
Hace ocho días insinuábamos lo del Junior campeón. Hoy tenemos todas las razones para repetirlo. Faltan cuatro partidos, sólo cuatro…
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