El domingo, me gustó la fiesta de la hinchada, no el partido del Junior, sí el del América. El 0x0 parece extraño. Ya había venido el club caleño en la cuarta fecha, había jugado parecido y había logrado ganar 1x0 con gol de Pisano de tiro penal en el minuto final. Junior, como aquella vez, volvió a ser un equipo equivocado. Es que cuando “pelea” el partido no es Junior. Cuando el equipo de Comesaña lo hace pierde el rumbo, como esta vez atacando un 1-4-3-3 del América de manera frontal, con prisa y sin pausa.

Junior no es para correr y correr, topar y topar, enviando balones aéreos o rastreros que se pierden en la ineficiencia desgastándose físicamente mientras el técnico se desvive gritando en la raya enviando mensajes que, la mayoría de las veces, no llegan a su destino por el ruido del estadio. Es que Junior no tiene cabeceadores a excepción de Mera, pero Germán es zaguero y, a no ser que sea con pelota quieta, no va a estar en el área del rival aunque, esta vez, en el remate del juego allá lo envió Comesaña buscando un último chance.

Junior es un equipo bien preparado físicamente y cuando ha necesitado de esa condición lo ha hecho. Últimamente pasó con Nacional y Tolima y se repitió ante América. Junior se olvidó de pensar por pelear y correr sin pausa.

Cuando el Junior peleó el partido con los escarlatas perdió su rumbo y cuando pudo concatenar ese fútbol de generación y salidas rápidas, se volvió estéril. Es que hubo pocos remates a la puerta de Volpi.

Me gusta el Junior que juega al fútbol aun cuando hace gala de una ausencia de goles que nos ha acompañado todo el año. A pesar de ese inconveniente, Junior ha sido grande gracias a su fútbol. Por eso no entiendo mucho que haya conjugado el verbo pelear.

En otras palabras, y a pesar que es una frase de cajón, el Junior sufrió el juego, no se deleitó con él. América, si bien no puedo aseverar que se lo gozó, pudiera señalar que lo disfrutó porque cuando entregó el balón al Junior se defendió de manera eficiente y cuando lo tuvo atacó tomando decisiones adecuadas.

A Cali vamos con las mismas posibilidades de ser campeones. No olviden que la historia del Junior está llena de títulos ganados como visitante. Así que, arriba ese ánimo que allá la presión es para el América…