Con el coronavirus, si vale la comparación, al mundo le ha sucedido lo del nunca olvidado Titanic: presuntuosamente se le creía el barco indestructible y en la medianoche del desastre, en la inmensidad del helado Atlántico del Norte, apareció un iceberg temible y el contacto fue ineludible.

Dos temas flotan en medio del sacudimiento trágico de la pandemia.

Uno, de aquí y ahora; otro, de largo plazo. El primero alude a la disyuntiva planteada entre salud y economía, y el segundo se refiere a cómo convendría que fuese el mundo cuando el coronavirus haya sido doblegado con la conquista de la inmunidad.

Cuando el virus surgió en China el resto del planeta lo vio como un remoto problema del país del mandarín y los ojos rasgados, y como una ‘gripita’ que tal vez no visitaría otros lares. Pero, con las noticias de Italia y España de que los hospitales no daban abasto y los cadáveres aumentaban, y con los crecientes casos en USA y América Latina, principiaron las preocupaciones. Aun así, Trump siguió más inquieto por su candidatura presidencial y sus rivales demócratas, y Bolsonaro y López Obrador continuaron sin prestar atención al nubarrón epidémico que se nos venía encima.

Colombia, incluso, mantuvo su ritmo normal hasta mediados de marzo. Barranquilla, por ejemplo, celebró en febrero su Carnaval, y hasta una resonante y cuestionada fiesta se produjo en su club social más emblemático cuando ya el virus lo teníamos en el perímetro distrital procedente del exterior.

En ese contexto, y por recomendación de los expertos, sobrevino el confinamiento que estamos padeciendo. “Debe prolongarse hasta junio”, propuso Claudia López. “Debemos, en ese tiempo, apagar la economía”, añadió. En un país de capitalismo frágil esa determinación sería una fatalidad. Claudia, curiosamente, terminó coincidiendo con Petro que quiere cuarentena larga.

El presidente Duque tomó una decisión intermedia al extender el encierro hasta el 26 de abril. Viviré, por tanto, mi cumpleaños como en detención domiciliaria. El elevado pico de muertos en USA y la hospitalización de Boris Johnson pudieron haber incidido en la extensión. Ojalá también haya pruebas masivas. Tras la cuarentena ampliada deben quedar suspendidos los eventos públicos y mantenerse los cuidados higiénicos como el tapabocas en los sitios aglomerados, sin descartar nuevos cierres (ojalá no sean necesarios) hasta que el virus haya sido controlado.

Lo segundo tiene que ver con el futuro de la humanidad. Esta es otra lección para que el homo sapiens entienda que debe cambiar radicalmente su relación con la naturaleza, lo que significa que los animales y los bosques y los ríos y los mares merecen total reverencia. Asimismo, la gobernabilidad y la organización económica deberían tener como propósito estar al servicio de la vida, que, como dijera Gabo, merece una segunda oportunidad sobre la tierra.

@HoracioBrieva