Según el Dane, en abril se perdieron 5,3 millones de puestos de trabajo, lo que disparó el desempleo al 19,8%. Para aliviar esta situación, un bloque de senadores de varios partidos ha presentado un proyecto de ley para que se cree una renta básica o salario mínimo que beneficie a unos 30 millones de compatriotas, pero al ministro Alberto Carrasquilla no le parece aconsejable ahora. A él le encantan son los bonos de agua.
El Gobierno persiste en su apego a la ortodoxia económica en un país empobrecido, asustado y desesperanzado.
El senador Iván Marulanda, promotor de la iniciativa, dice que el esfuerzo fiscal que ha hecho Colombia para atender la emergencia no supera el 3%, mientras que Perú ha invertido un 12% del PIB, Chile casi un 9%, para no citar a Alemania que ha usado un 30%. “Si el Estado es una construcción histórica de todos los colombianos, en un momento como este su deber es tenderles la mano a sus asociados en situación de vulnerabilidad. Además, porque fue el Estado el que ordenó el encierro”, argumenta Marulanda.
Sin embargo, hay quienes defienden el conservadurismo fiscal del Gobierno aduciendo que el porcentaje de nuestra deuda en el PIB supera el de los países de la región citados.
Germán Vargas Lleras en su columna de El Tiempo dijo que “el Gobierno quiere ayudar, pero que no le cueste”. Es decir, quiere que la pandemia le salga barata.
Esto contrasta con la aprobación de un ingreso mínimo vital para los españoles pobres por el gobierno socialista de Pedro Sánchez. Y con la reforma constitucional que ha firmado el presidente de Chile, Sebastián Piñera, que reducirá, comenzando por él, los sueldos de los altos funcionarios del Estado. Tales ahorros ayudarán a los necesitados del país.
De otro lado, se volvió popular decir que la cuarentena se rompió por la indisciplina social. La indisciplina es más un concepto asociado a los viejos sistemas escolares que incluso tenían la figura del ‘prefecto de disciplina’, y era siempre alguien de rejo y cara dura. En realidad, muchos incumplimientos han respondido a estructurales carencias en cultura ciudadana.
Además, la cuarentena ha sido cuestionada por científicos que la consideran un rezago medieval. Y hay países que no la adoptaron.
La han acatado los escolares que tienen el privilegio de las clases virtuales y los mayores de 70 años sin preocupaciones económicas. Sin embargo, hay rebeldía entre los setentones activos y acomodados. Julio Comesaña, el técnico tiburón, interpuso una tutela contra el encierro. Y el exministro Rudolf Hommes, a nombre de ese grupo etario, ha propuesto un movimiento político “para no volver a elegir mocosos abusivos de nuestros derechos”.
El presidente, los gobernadores y alcaldes, temerosos de que se dispararan los contagios y las muertes, optaron por la cuarentena. Hoy ya es casi una provocación.
@HoracioBrieva