Fue lo primero que llamó mi atención al ingresar al campus de la Universidad del Magdalena a cumplir con la invitación que nos hizo Samuel Pinto Mejía, docente del programa de ingeniería de sistemas, para participar en el Segundo Festival Universidad de la Felicidad, un prototipo de “hub” de innovación, un espacio para promover la innovación y la creatividad en la universidad que contribuye al desarrollo del territorio.

Ese letrero traducía que la universidad estaba comprometida con algo, lo que le comenté a Katia Oliveros, con quien fuimos a presentar el Decálogo de la Bacanería como miembros del movimiento Bacanería Planetaria, en el contexto de este festival, que es una propuesta tomada por Pinto Mejía de su tesis doctoral acerca de un modelo de innovación para la universidad.

La Universidad del Magdalena es la primera de Latinoamérica y la sexta en el mundo en conseguir la distinción como Universidad Comprometida otorgada por el Consejo de Acreditación para Universidades Emprendedoras y Comprometidas que, desde la provincia, el territorio, hace el esfuerzo para brindar educación que transforme vidas positivamente.

Desde las palabras inaugurales del evento de parte del vicerrector de investigación Jorge Elías Caro, recibimos una invitación al disfrute de la experiencia multidisciplinaria en este festival de la cultura en la universidad de la felicidad en un auditorio con luces, diseño y adecuaciones locativas para el desarrollo de actividades como conferencias o el baile. No es un festejo en la mitad de la calle, tiene el formalismo de lo que se requiere en el concepto teórico de un “hub de innovación”.

En el desarrollo del programa fuimos comprendiendo lo que quiere decir un espacio de innovación gracias a la actividad teórica y práctica que experienciamos bajo la dirección de Pinto Mejía donde se mezclaba la teoría e intención de la innovación con la música y el baile para crear individuos que puedan asimilar el mundo desde otra perspectiva, aun en el aparente absurdo de mezclar un expositor sobre un tema científico y un coleccionista de salsa que pone una canción de su preferidas y la baila en el mismo escenario.

Entendí por qué le fue otorgada esta distinción a la Universidad del Magdalena y la importancia de este tipo de innovación para la creación de un alumno que salga a su comunidad con el compromiso de propiciar cambios que lleven a la creación de lo que andamos buscando, el homo sapiens sapiens bacans, el humano que sabe que sabe que hay que bacanizar desde la creatividad como mejor alternativa para lograr la paz entre los que poblamos este planeta.

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