La cinta narra desde su espectacular escape de prisión.

El Emperador de París es un drama histórico que sucede durante el mandato de Napoleón. Trata el caso del mítico personaje de Eugène-François Vidocq (1775-1857), representado en muchas ocasiones tanto en cine como en teatro, siendo fuente de inspiración para escritores como Víctor Hugo, Edgar Allan Poe y Honorato de Balzac.

El famoso criminal convertido en aclamado criminalista se convirtió, después de innumerables crímenes, encarcelamientos y escapes, en la cabeza de la primera agencia de detectives para garantizar la seguridad nacional, y esta fascinante transición del personaje más temible hacia el más temido es lo que lo ha convertido en mito.

En El emperador de París, el director Jean-François Richet retoma la historia con una millonaria superproducción, que abarca el periodo específico desde su más espectacular escape de la prisión hasta el momento en que decide unirse a la justicia oficial a cambio de su libertad, para terminar después fundando la Sûreté Nationale.

La película, manejada como género de aventura, recrea de manera enfática el París de la época, mostrando los grandes contrastes, pero también las similitudes que existían entre el bajo mundo y la nobleza. La cinta cumple así no solo su cometido de distracción sino también deja planteamientos y cuestionamientos políticos y morales en la mente del espectador.

La historia comienza cuando Vidocq cae de un barco donde lo llevan como prisionero encadenado, y todos lo dan por muerto. Tiempo después reaparece como vendedor de telas ambulante bajo otro nombre. Pero su anonimato no dura mucho debido a su espíritu controversial que lo hace enfrentar con quien se atraviese en su camino.

Poco a poco Vidocq va encontrando a sus enemigos, que lo empiezan a reconocer, y se da cuenta que es atacado tanto por el lado de la justicia como por sus excompañeros de prisión. Su supervivencia se hace cada vez mas difícil, sobre todo por su negación a hacer alianzas de ningún tipo.

Paralelo a las aventuras violentas donde se planean asesinatos sangrientos, recreados explícitamente, se maneja una historia de amor de visos trágicos con su amante Annette (Freya Mavor), a quien conoce en la calle vendiendo telas. Ella es la única persona con la cual hace una verdadera asociación.

La fotografía de Manuel Dacosse que nos permite registrar visualmente la época y la excelente actuación de Cassel son las responsables de mantener el ritmo de la película vivo, a pesar de las faltas que pueda tener el guión, que se centra más en el aspecto aventurero, que en el cambio psicológico del personaje.

Otras actuaciones de reconocer son Fabrice Luchini como el poderoso Fouché y Denis Lavant como Maillard, además de Olga Kurylenko, August Diehl, y Denis Ménochet.

Esta increíble historia de Vidocq cuyo guión estuvo a cargo de Éric Besnard y Jean-François Richet, muestra el alcance que logró este personaje en la época en que Napoleón dominaba el mundo, hecho que lo hizo considerar por muchos como el verdadero emperador de París.