Hay países que creíamos inmunes al terrorismo, y hay lugares, como un campamento juvenil de verano, donde por lógica no se justificaría nunca un ataque terrorista. Sin embargo, la ciudad de Oslo en Noruega, y a pocos kilómetros, un campamento de verano en la Isla de Utøya, fueron víctimas de un atentado que sacudió al mundo entero.
Supimos, ese 22 de Julio de 2011, que hubo 69 muertos y mas de cien heridos cuando un extremista de derecha bombardeó el distrito gubernamental de Oslo, y luego el campamento del Partido Laborista Noruego donde mas de 500 jóvenes veraneaban.
Lo que no registramos, fue que el ataque al campamento duró 72 minutos, durante los cuales los muchachos corrieron aterrorizados y se escondieron alrededor de la pequeña isla, escapando de la muerte. No sabiendo que los disparos provenían de un solo individuo, y sin vislumbrar posibilidad de rescate, muchos pensaron que el fin era inminente.
En Atentado Utøya, el director Erik Poppe (La Decisión del Rey), recrea los acontecimientos basado en testimonios reales, pero utilizando un personaje ficticio. Tres sobrevivientes, Kristoffer, Martín e Ingrid trabajaron como asesores para el rodaje bajo consejería psicológica, logrando una historia casi documental.
Basado en esta exhaustiva investigación, Poppe crea el personaje de Kaja, interpretado por Anbdrea Berntzen, quien recibió el Premio Amanda como Mejor Actriz, a quien la cámara sigue en todo momento. Ella representa la fortaleza y la resistencia de estos jóvenes, víctimas inocentes del extremismo ideológico.
Kaja muestra al mismo tiempo valentía y humanidad. Aunque sabemos algo de su inclinación por el trabajo social en las escenas iniciales de la película, donde se muestra la rutina del campamento, es cuando el ataque empieza cuando muestra su grado de compromiso, y su prioridad se vuelve encontrar a su hermana Emilie, antes que preservar su propia vida.
La película, filmada en una sola toma en el tiempo real que sucedió el atentado, constituye toda una experiencia donde el público se convierte en un personaje mas. La adrenalina fluye, y nos sentimos tratando de escapar, de sobrevivir, de priorizar si defender o no a un amigo herido, y terminamos cuestionándonos si somos de los que actuarían con la razón o con el sentimiento.
Es tanto lo que se juega en un momento así, que el director logra sacarnos de esa manera abstracta y rutinaria con que nos hemos acostumbrado a tomar este tipo de noticias, convirtiéndonos en parte de ella. Solo así es posible despertar conciencia, y solo así podremos recapacitar acerca de cómo impedir eventos similares, producto del odio racial y de la intolerancia.
Aunque contrario a otras películas sobre el tema, ésta no muestra nada acerca del perpetrador, revivir este tipo de dramas resulta siempre controversial, y puede prestarse para argumentos a favor y en contra. Por eso la frase de la protagonista al comienzo de la película resulta tan relevante cuando advierte “ustedes nunca entenderán”.








