No hay momento mas apropiado para revivir la historia del juicio de los 7 de Chicago que el actual, como lo muestra la nueva producción del distinguido director Aaron Sorkin, la cual se menciona como posible candidata para los premios de la academia.
Sorkin es conocido por importantes guiones que han puesto temas de candente actualidad al alcance de grandes masas, como The West Wing en el campo de la política, o The Newsroom, relacionada con los medios de comunicación. Fue ganador del Óscar por mejor guion adaptado con The Social Network en 2010, y como director, ésta es su segunda película después de Molly’s Game (2017), una historia inspirada en hechos reales sobre la subida y caída de la reina del póquer clandestino.
Los 7 de Chicago relata el famoso juicio que ocurrió en 1969 cuando un grupo de activistas políticos fue acusado de conspiración y de provocar disturbios durante la Convención Nacional Demócrata en Chicago, Estados Unidos. Las demostraciones atrajeron diez mil manifestantes, algunos de los cuales vinieron de otros estados, y el despliegue de tropas fue aun mayor, dado que no se les otorgó el permiso.
En ese momento, al igual que ahora, se debatían temas tan relevantes como la discriminación racial, las injusticias sociales, y la libertad de expresión, y los fallecidos no eran por causa de una pandemia sino por la Guerra de Vietnam.
La cinta cuenta con un excelente elenco: Sasha Baron Cohen en el papel de Abbie Hoffman, quien en compañía de Jerry Rubin (Jeremy Strong) fundó el Partido Internacional de la Juventud, conocido como los “Yippies”; Eddie Redmayne como Tom Hayden, escritor y activista político en contra de la guerra de Vietnam, lo mismo que Rennie Davis (Alex Sharp), Dadid Dellinger (John Carroll Lynch) del Comité de Movilización Nacional, y Lee Weiner (Noah Robbins) y John Froines (Danny Flaherty), profesores universitarios, quienes fueron los siete acusados en el juicio.
Entre los incriminados estaba también Bobby Seale (Yahya Abdul-Mateen II) el único afroamericano miembro de las Panteras Negras, quien, privado de defensa, fue amordazado en frente de la audiencia, un grotesco espectáculo.
Otras excelentes interpretaciones las constituyen Joseph Gordon-Levitt como el fiscal Richard Shculz y Frank Langella en papel del juez Julius Hoffman, personajes que se prestaron como instrumento para un sistema tan fraudulento, que puede servir de parodia a lo que se vive en este momento, previo a las elecciones estadounidenses.
Con documentación histórica fiel a los acontecimientos y con una dosis balanceada de ironía y drama, Sorkin nos expone una vez mas a los juegos de un régimen cuyos mecanismos de intimidación y coacción no son mas que una muestra de su fragilidad. De ello se deriva la respuesta autoritaria que pone en jaque la democracia y sus instituciones, como sucede en este momento en el país que se perfila como ejemplo de tal ideal.
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