Desde antes del comienzo de su mandato ya el presidente Petro tenía como objetivo gobernar por más de 4 años pues en distintos momentos de su administración ha dicho que un período no es suficiente para cumplir con su programa de gobierno. Lo cierto es que en estos momentos la reelección presidencial no existe en Colombia. Y para seguir en el poder la única opción es que un candidato presidencial de la izquierda gane las elecciones en la segunda vuelta de 2026 lo cual veo difícil dada la mala imagen de esta administración y sus desaciertos.
Petro lo tiene claro: las posibilidades de la izquierda son mínimas, pues la derecha y el centro se fortalecen con sus errores. La única posibilidad es lograr una Asamblea Nacional Constituyente para reformar la Constitución Política, que le permita la reelección presidencial. Ahora bien, si el Presidente Petro busca la reelección, de inmediato saltaría un tigre, Álvaro Uribe Vélez, candidato que también aspiraría en este experimento kafkiano, que podría convertirse en un auto golpe.
Entonces, para el Presidente Petro la Constituyente es el camino. De lo contrario, vencido su período, sería el sepulturero de la izquierda. De ahí la propuesta desesperada y maquivélica del ex ministro Leyva acompañada del ministro Osuna y la asesoría diabólica del ex fiscal Montealegre, de convocar una Asamblea Nacional Constituyente por decreto legislativo, proyecto que tiene dividido al país, especialmente al mundo jurídico y periodístico: unos dicen que si se puede; otros, que es una locura.
Al respecto, sin posar de constitucionalista de grandes ligas, hay que aclarar que la Constituyente es posible siguiendo los trámites establecidos en nuestra Constitución Política de 1991, lo cual, por falta de tiempo no le resultaría efectivo al actual gobierno. La otra tesis que está en el ambiente político es realizarla por Decreto, soportada con el tema del poder constituyente primario, como manifestación de un poder ilimitado, tomando como argumento jurídico la intención borrosa descrita en el Acuerdo de Paz de 2016, donde el Presidente Santos y Chimochenko niegan haber firmado semejante intención descubierta por el ex ministro Leyva. Es decir, es una estafa a la voluntad política popular. Esto es jugar con candela.
Esta novela apenas comienza. El Presidente Petro quiere la reelección y va a hacer lo imposible para lograrla. Dios nos ampare de tanta locura. Sólo nos resta expresar, como diría el humorista Piter Albeiro: “va a ver un mierdero, va a ver un mierdero”.