El título de esta columna, es el mismo del libro de Florence Thomas que publicó el Tiempo por sus 20 años de columnista, del cual, tuve la oportunidad de realizar una reseña para la revista  “En otras palabras”; ese título es propicio para la reflexión que propongo para iniciar el mes de las mujeres, marzo bendito marzo que nos recuerda a las guerreras que merecen todo el honor por las grandes luchas que enfrentaron para que en la actualidad gocemos de algunos derechos, aunque sigamos luchando por una vida libre de violencias, en equidad e igualdad, en un mundo que aún tiene mucho por desaprender para eliminar la misoginia, el racismo, el machismo, la homofobia y todo tipo de discriminaciones. Aclaro que sería injusto desconocer los avances que se han logrado.

Nosotras las mujeres, es un llamado a que activemos el poder que tenemos y cómo se potencia cuando avanzamos juntas, a que vivamos desde las hermandades, que respetemos las diferencias, que entendamos que unidas logramos incomodar al machismo, desarraigar esquemas patriarcales y lograr que los liderazgos femeninos puedan abrirse al entorno público de manera amplia, las mujeres somos sujetas de derechos, autónomas y con múltiples capacidades, es hora de que - Nosotras, Las Mujeres – comencemos a vivir desde el Nosotras y no desde el anti-nosotras.

La sororidad no puede ser un saludo a la bandera, una retórica de acomodaciones, sino un ejercicio, que de una vez por todas incomode al sistema para transformarlo y que nos vean como seres que no se envidian, violentan o compiten; sino las que están decididas a cambiar este mundo que ya no soporta más brechas de género y sociales.

Nosotras: amor y salvación

El cambio de mentalidad colectiva depende de la actitud individual de quienes conforman una colectividad. Es convertir el lenguaje en un cuerpo universal cargado de simbolismos de igualdad, equidad y dignidad humana. Lo llamo «salvación» (que es subjetiva y no impuesta) se sintetiza en permitir-nos amar, sentir, expresar, crear, conmover y explorar los sentimientos con libertad.

Es hora de convertir la violencia machista y entre nosotras en un concepto de última categoría y comenzar a otorgarle absoluto protagonismo a su contracultura: el amor, los derechos garantizados, el arte, la hermandad, el respeto por las diferencias y la capacidad de perdonar; y todo ello no ocurre por arte de magia ni siguiendo fórmulas, sino que ocurrirá en el momento que se condene la violencia, se valore el amor, se respeten las libertades y se permitan las resignificaciones de roles de género, de manera que las mujeres vivan sus cuerpos como su propiedad y no desde imposiciones culturales que la condicionan a ser lo que otros quieren que sea.

Las mujeres están llamadas a cambiar narrativas que les permitan liberarse de construcciones socioculturales limitantes para comenzar a vivir su cuerpo físico, sexual, social a plenitud y no condicionada a esquemas que afectan su ser.

Es importante que se continúen desarrollando procesos culturales que resignifiquen los estereotipos de género, para no limitarnos a lógicas sexistas, que es uno de los muchos desafíos a los cuales, nos enfrentamos las mujeres que queremos escribir nuevas y mejores historias. Nosotras, las Mujeres lo podemos todo, la mejor forma de conmemorar este mes es continuar firmes en la causa y unidas para hacernos inquebrantables.