A artistas famosos los agobia la gente. Pienso en Botero, en García Márquez… Aníbal Ostos, B/quilla 

En medio del fragor incesante de Cien años de soledad, García Márquez le dio una entrevista a la periodista Rita Guibert, publicada en Siete voces. Siete escritores latinoamericanos conversan con Rita Guibert (Novaro, 1974). Rita le preguntó: “¿En qué forma afectó tu vida personal el éxito de Cien años de soledad? Recuerdo que en Barcelona dijiste: ‘Estoy cansado de ser García Márquez’ ”. Y este respondió: “Es que me ha cambiado la vida. No sé dónde me preguntaron cuál era la diferencia entre antes y después de ese libro, y dije que después ‘hay siempre como 400 personas más’. Es decir, antes solo tenía a mis amigos, ahora hay además una enorme cantidad de gente que me quiere ver, quiere hablar conmigo: periodistas, universitarios, lectores. Cosa curiosa… muchísimos lectores no tienen interés en hacer preguntas, solo quieren hablar sobre el libro. Eso, que es muy halagador, lo es caso por caso; pero sumados se convierten en un problema en la vida de uno. Me gustaría complacer a todos, pero como no es posible tengo que estar haciendo perradas… ¿verdad? Diciendo, por ejemplo, que me voy de una ciudad cuando en realidad lo que hago es cambiar de hotel. Esas son las cosas que hacen las vedettes, algo que siempre he detestado, y yo no quiero estar en el caso de las vedettes, es una imagen que me molesta mucho. Hay, además, un cierto problema de conciencia por estar burlando a la gente y sacándole el cuerpo…; pero tengo que hacer mi vida y llega un momento en que digo mentiras. Bueno, esto lo reduzco a una frase que es más cruda de como tú la dices. Yo digo: ‘Estoy de García Márquez hasta los cojones’ ”.

¿En qué consiste el pentimento en la pintura? ¿Cuáles los más famosos? Jorge Atanasio, B/quilla

Así como un escritor reescribe sus párrafos, tacha y agrega palabras a granel, así también un pintor hace en sus obras rectificaciones, uno y otro en aras de la perfección. La diferencia estriba en que de un libro no queda constancia pública de tantas correcciones hechas por el autor, y en una pintura las enmiendas permanecen tapadas por una o más capas de pintura. Estas últimas intervenciones, que afloran por el lento, pero constante deterioro que ocasionan los siglos, se llaman pentimentos, es decir, ‘arrepentimientos’, palabra que tiene entre sus componentes léxicos latinos el prefijo ad- ‘hacia, aproximación’ y el verbo repentitere ‘sentir una intensa insatisfacción’. Hoy, ante el menor asomo de enmiendas en un cuadro o ante la sospecha de que existe una obra cubierta, se acude a los rayos X o a la inteligencia artificial para esclarecer los enigmas. Son famosos los pentimentos de Velázquez, de Vermeer, de Van Gogh y de Picasso. A este último, que era muy prolífico, a veces le escaseaba el material. Así en una de sus obras, La habitación azul, los expertos hallaron oculto el retrato de un desconocido con barba, anillos y corbatín.

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