¡Hay fiesta en la cocina!
Llegó la semana más esperada para los amantes de la buena cocina y para todos los protagonistas del sector gastronómico.
Desde el ptóximo jueves 22 hasta el domingo 25 por la noche. La feria gastronómica más grande del caribe abre sus puertas para que todos los Barranquilleros y sus visitantes, puedan aprender de la riqueza gastronómica de la región.
Podrán nutrirse de expertos investigadores, aprender a cocinar como las matronas de la cocina tradicional, apropiarse con técnicas de la cocina moderna. Y por supuesto disfrutar de los sabores, olores y colores de una oferta de restaurantes con un abanico de posibilidades en un solo lugar.
Hoy Barranquilla, además de ser atractiva para el turismo de negocios, tiene una gran fortaleza como destino gastronómico. Esto ha dinamizado la economía de la ciudad y ha visibilizado a un sinnúmero de cocineras y cocineros tradicionales que antes solo deleitaban con sus recetas en el patio de sus casas.
El panorama gastronómico de la ciudad ha cambiado tanto que es imposible recomendar un solo restaurante. En cada barrio y plazoleta comercial. Hay opciones de establecimientos tan variados y exquisitos que no defraudan a ningún paladar.
Pero este éxito tiene un antes y un después. Y es el año 2008, cuando Patricia Maestre de Celia y Martha Marcela Márquez de Dávila se les ocurrió organizar junto a un equipo de voluntarios, una feria gastronómica para recaudar fondos en favor de la Cruz Roja del Atlántico de la cual ellas hacen parte de la directiva.
Una feria modesta que inició entre amigos en un rincón del salón Jumbo del Country Club. Que año tras año se fue tomando toda la capacidad del recinto. Y se hizo tan grande que hoy hace ver pequeño el coloso pabellón de eventos del Centro de Convenciones Puerta de Oro.
Un éxito trabajado y planificado que teniendo a Fenalco como aliado y mucho después a Corferias Caribe. Ha logrado encumbrar a la ciudad como referente nacional. Además de servir como vehículo para que diferentes entidades se dediquen a investigar y dejar registros sobre la riqueza cultural de la cocina del Caribe.
Sabor Barranquilla es un ejemplo de un modelo de negocio sostenible que genera un encadenamiento productivo del cual se benefician muchos actores de la economía local. Y por si fuera poco, le genera ingresos a La Cruz Roja del Atlántico que los reinvierte en programas de alimentación, salud y bienestar para todos los barranquilleros. Una fiesta en la cocina de la cual todos nos debemos apropiar.