A través de su Agenda 2030, la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha visionado a la educación como una de las herramientas más poderosas para impulsar el desarrollo sostenible, permitiendo la construcción de sociedades más prósperas, cultas y justas.
Bajo esta premisa, desde Barranquilla se ha implementado un robusto plan de trabajo para consolidarse como un territorio líder en innovación, inclusión y sostenibilidad. Una de las grandes apuestas en este propósito ha sido la democratización en el acceso a la educación superior, en especial para los jóvenes egresados de las instituciones educativas oficiales.
No en vano, la capital del Atlántico se ha consolidado como la ciudad capital con más de un millón de habitantes que más impulsa el acceso a la educación superior en el país. Así se desprende del más reciente informe del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SNIE) del Ministerio de Educación. El Distrito pasó de tener una cobertura del 49,6 % en 2023 a 56,7 % en el año anterior, lo que representa un aumento de 7.1 puntos porcentuales en tan solo una vigencia.
En ese contexto, la Institución Educativa de Barranquilla (IUB) se ha convertido en el principal vehículo para avanzar en este loable propósito, que lleva intrínseca la transformación de la realidad de vida de más de 14 mil de jóvenes, a la vez que se impulsan sus sueños, lo que redunda en nuevas oportunidades y horizontes.
Así lo pudo evidenciar un equipo periodístico de EL HERALDO durante un reciente recorrido por la sede del antiguo colegio San Miguel del Rosario, que desde hace algunos meses se ha convertido en una sede de esta institución de educación superior.
Este espacio se ha constituido en una especie de faro de la esperanza para cerca de 1.100 jóvenes que pueden acceder a educación pública gratuita y de calidad. Es de anotar que, recientemente, el Distrito ha destinado recursos por el orden de los $5 mil millones para adelantar intervenciones que permitan la atención de hasta 3 mil jóvenes en un corto plazo.
“Esta sede del centro histórico hace parte de todo el conglomerado de lo que corresponde al patrimonio de la ciudad, así que estamos contribuyendo no solamente a cerrar las brechas en materia de educación superior, sino también contribuyendo con la ciudad en cuanto a su patrimonio e historia se refieren”, aseguró el rector Arcesio Castro, quien desde 2022 ha venido timoneando la institución a mejores aguas.
A esto se suman los campus Plaza de la Paz y Soledad, así como la moderna sede de posgrados, que permiten elevar los estándares de formación, referenciando a la IUB como un motor de transformación regional al contar con 30 programas de pregrado, 10 especializaciones y 2 maestrías.
También es importante resaltar el impacto del programa ‘IUB al Barrio’, que para el año en curso plantea beneficiar a 2.500 estudiantes, acercando la educación superior a sus comunidades mediante la presencia en 15 sedes de colegios. Y con ‘IUB al Territorio’ se lleva educación superior a 10 municipios del Atlántico, en parte, gracias a la política de gratuidad del Ministerio de Educación.
Desde su nacimiento en 1997 como el Instituto Tecnológico de Soledad Atlántico (Itsa) hasta los días actuales, más de 17 mil jóvenes han egresado de esta institución. De esta manera se ha consolidado como una universidad pública de alto impacto regional y proyección nacional, siendo un sinónimo evidente de transformación social a través de la educación.
Y así ha sido reconocido desde el Ministerio de Educación Nacional. Primero, en junio de 2024, con la acreditación en alta calidad como multicampus por un período de seis años. Después le otorgó la Orden Francisco José de Caldas por su aporte a la educación superior a través de un modelo basado en las necesidades del sector productivo y de la comunidad.
Por tanto, no es exagerado asegurar que la IUB se ha convertido en una especie de amuleto que permite construir un futuro más justo, próspero y sostenible para toda la región Caribe a partir de la educación.