La emoción de muchos hinchas por volver a la tribuna del Estadio Metropolitano a ver a la Selección Colombia jugar fue intensificada en el minuto cuatro cuando Juan Fernando Quintero hizo enloquecer al estadio al grito de un ¡GOOOOL!, alegría que fue rápidamente aplacada cuando unos minutos después el VAR lo anuló… y entonces la tribuna enmudeció. Pero muy pronto el éxtasis invadió de nuevo a los espectadores con dos anotaciones casi seguidas de otro de nuestros guerreros, Miguel Ángel Borja. Y así se desarrolló el partido en un sube y baja de emociones que afortunadamente terminó en euforia con la victoria 3 a 1 contra el equipo chileno, pero comenzó con un sin sabor para muchos de los asistentes.
Así como lo documentó EL HERALDO el día viernes, los hinchas se vieron obligados a hacer largas filas para entrar al estadio, incluso sobre la Avenida Circunvalar y a pocos centímetros de los automóviles que transitaban esta vía arteria sin vallas de seguridad de por medio. La lentitud en el acceso, de acuerdo con la Policía, “se dio debido a la falta de personal y de equipos de lectura de boletas, los cuales son operados por una empresa logística” registró este mismo diario.
Esta situación generó aglomeraciones que pusieron en riesgo la bioseguridad y la seguridad de quienes buscaban ingresar al Coloso de la Ciudadela. Asimismo, personas desesperadas por la desorganización se volcaron contra las vallas de seguridad, haciendo fuerza hasta lograr sobrepasarlas. Hubo unos que incluso se perdieron el inicio del partido. Todo lo anterior ocurrió con tan solo el 50% de aforo y en el marco de un evento deportivo internacional.
La satisfacción de los espectadores de un evento debe ser prioridad y es fundamental que reciban un trato digno y respetuoso, logrando que la experiencia en su integridad, desde que la persona tome la decisión de ir, sea extraordinaria y que los motive a seguir asistiendo. Es importante que no se normalicen este tipo de situaciones y que se tome esta experiencia como aprendizaje, no buscando culpables sino correctivos para evitar que esto vuelva a suceder.
Barranquilla tiene una amplia experiencia y se está posicionando como sede de grandes eventos. Lleva más de treinta años siendo la casa de la Selección Colombia, organiza la fiesta cultural más grande del país, ha sido y será sede de importantes eventos internacionales como los Juegos Centroamericanos y del Caribe, la Asamblea del BID, el World Law Congress y los Juegos Panamericanos. Por lo tanto es fundamental que los organizadores de cualquier evento que se lleve a cabo en la ciudad, y más aún de esta magnitud, estén a la altura de dicho contexto y que el próximo partido que se llevará a cabo el diez de octubre en la ciudad sea, desde el minuto cero, una experiencia igual de increíble y vibrante que la que nos hizo vivir el pasado jueves nuestra gran Selección Colombia.
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