“Los entrenamientos acababan siempre en su casa. La hacía desnudar, completamente desnuda tirada en el suelo, y cada vez que hacía un abdominal hipopresivo la tocaba al tiempo que le hablaba de detalles técnicos. Eran tocamientos vaginales. Hasta 10 segundos pulsando su órgano sexual mientras ella hacía fuerza. Y él no paraba de dar indicaciones, seguía hablando con máxima naturalidad. Me lo creía”, recuerda Cristina. “Estaba obsesionada en ganar y asumí su teoría: los órganos sexuales se activan cuando se entrena bien. Hay una relación entre la actividad física y la sexual”. Este relato corresponde a un párrafo de un reportaje investigación que hizo el pasado mes de enero el periodista Albert Llimós en el diario ‘Ara’ de Catalunya y en el que varias nadadoras denunciaron el acoso sexual que habían sufrido por parte de un entrenador.
El tema, como se puede comprobar, no es exclusivo de sociedades machistas como la colombiana sino que también está instalado en sociedades, sobre el papel, más avanzadas como la europea. Este Día Internacional de la Mujer ha coincidido con una seria denuncia del fútbol femenino colombiano sobre los abusos sexuales y laborales que sufrieron integrantes de la selección sub-17, meses antes de participar en el Mundial de Uruguay, y del que la Fiscalía General del Estado acaba de abrir una investigación.
La Caja de Pandora del fútbol femenino se ha abierto para extraer todos sus pecados. Pero puede que el silencio siga triunfando antes que la denuncia en otros deportes. Ahí también hay que investigar, ahí también las practicantes tienen que ser valientes y denunciar a los indeseables, que no tienen espacio en el deporte.
Es muy bonito ver como hoy algunos clubs de fútbol del mundo, como el Danubio o el FC Barcelona, han tenido gestos que les honra para el Día Internacional de la Mujer. Pero todavía es más esperanzador ver a muchos futbolistas colombianos expresar su apoyo a las víctimas y piden que la investigación llegué al fondo de la cuestión. La intervención del Gobierno, de los propios dirigentes del fútbol colombiano, y de las autoridades internacionales como Conmebol y FIFA tiene que concluir con una ruta que acabe con los abusos sexuales y la discriminación en el fútbol femenino. El problema no es si hay una Liga más profesional o no. El problema es otro: #MenosMiedoMásFútbol.
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