La tala ilegal de árboles, la caza de animales en vía de extinción, la pesca ilegal y la minería ilícita son delitos que vienen afectando gran parte del Magdalena Medio.
En el país se han deforestado más de 3.182.876 de hectáreas de bosque en las últimas dos décadas, según reportes del IDEAM en 2022. El alto valor comercial de algunas de las especies que habitan estos bosques tropicales produce la tala ilegal y la caza, alterando el ecosistema y poniendo en peligro a las especies que allí habitan.
Por lo que el Instituto Humboldt, las ONG Rainforest Connection, la Fundación Diversa y la multinacional tecnológica Huawei, decidieron unirse, por un bien común, desarrollar una solución tecnológica que pueda hacerle frente a este problema.
Sigilosamente, expertos instalan en la parte más alta de los árboles dispositivos de grabación acústica en forma de planta que pueden captar los sonidos de la jungla. Desde el rugir de uno de los animales pertenecientes a las más de 150 especies de mamíferos, hasta el cantar de 630 especies de aves que habitan o transitan por el territorio.
El caso de éxito de inteligencia artificial que usa el sistema de “Guardianes” y la conectividad proveída por las antenas que enlazan al ecosistema con la población civil, logra escuchar y diferenciar los sonidos naturales de los amenazantes, como motosierras, retroexcavadoras, disparos o cualquier otro sonido que pueda hacer daño al ecosistema.
Gracias al procesamiento de datos, el sistema logra alertas tempranas a las autoridades competentes y a la comunidad para que lleguen al lugar donde ocurre la afectación, teniendo el lugar exacto del problema, mitigando los riesgos de la madre tierra.
Según Blanca Zhou, secretaria general de Huawei, “si el equipo identifica un sonido amenazante, el sistema emite una señal de alerta y la manda a una plataforma que informa en tiempo real a los dispositivos móviles conectados al sistema, permitiendo contar con información inmediata y así generar una respuesta”.
Estos sonidos, los utilizan científicos de instituciones como el Instituto Humboldt para entender a la naturaleza en pro de favorecer a la comunidad. El sistema lograría cuidar alrededor de 40 especies de árboles, 120 de reptiles, 50 de anfibios y 120 de peces, además de los ríos que alimentan esos bosques que crean 69 humedales, donde se refugia, alimenta y reproduce una avifauna diversa.
Para Fernando Arbeláez, director de la Fundación Biodiversa y aliado del proyecto, “el beneficio de estas tecnologías es que permiten abarcar un área mucho mayor con un menor esfuerzo, haciendo más eficiente los procesos”.
Proyectos como Guardianes de la Selva avizoran buenas noticias para el cumplimiento de los Objetivos de desarrollo sostenible (ODS), la adaptación tecnológica a contextos locales permite que las comunidades conozcan más acerca de su territorio y el mundo, aquí es clave que las empresas expertas y el gobierno promuevan este tipo de prácticas, ya que logran generar más confianza en los usos eficientes, éticos y seguros de la AI.
*Profesional en relaciones internacionales.