¿Quién tiene la osadía de hacerse pasar por profesional de la salud escudándose cobarde y fraudulentamente en documentos que no son más que mentira? La realidad, habiéndonos acostumbrado ya a que supera la ficción, esta semana develó un caso tan inaudito como bochornoso. No sé con claridad si ella lo hizo por ignorancia o por omisión —que no es lo mismo—. Ser médico no es vestir una bata blanca. Como tampoco lo es el simple hecho de que la gente le llame “doctor/a” a alguien.

«Quien conozca la verdad no podrá menos que practicar el bien», dijo el sabio Sócrates de Atenas. Mayra Alejandra Zapata Gómez, la falsa médica que por más de tres años prestó o más bien fingió prestar servicios como tal en la Clínica de la Policía Regional Caribe (situada en Soledad, Atlántico), ahora no podrá menos que asumir la gravedad de su engaño y rendirle cuentas a la justicia.

Pensar en el Juramento Hipocrático aplicado a esta historia de una farsa que bien pudo haber puesto en peligro la vida de quién sabe cuántas personas sería más que equivocado. Si partimos de que este insólito relato lo protagoniza una mujer que fue capturada recientemente en Cartagena por los delitos de contrato sin cumplimiento de requisitos legales, falsedad ideológica en documento público, falsedad en documento privado y enriquecimiento ilícito de particular, según lo informó EL HERALDO hace unos días. 

Ella nunca pudo haber hecho tal juramento escrito por Hipócrates de Cos (500 a. de C.), precisamente, porque nunca se certificó como galena, o bien, como una persona autorizada para ejercer la medicina. ¿Cómo puede esto pasar? Ojalá que quien burló a todos aquellos pacientes que injustamente pasaron por sus ojos responda esta pregunta. Y que también conteste si se sentiría cómoda o conforme con la loca idea de que alguien que no está legalmente facultado para obrar como médico la atendiera a ella. Una psicóloga, dos suboficiales y una mayor de la Policía también tendrán que hablar sobre su participación en este hecho que no solo indigna, sino que también preocupa.

¿Fue que nadie observó el ReTHUS? Si las entidades prestadoras de salud en Colombia no observan, de entrada, lo consignado en el Registro Único Nacional de Talento Humano en Salud, ¿qué podemos esperar como pacientes? Del bien moral de Sócrates o la ética de Hipócrates muy poco sabrán quienes irresponsablemente designen como médica a una persona que no lo es. Al fin y al cabo, por el tamaño de su ignorancia es que no saben obrar bien.

@catalinarojano